Las declaraciones hechas la semana pasada por David Murcia Guzmán, así como las explicaciones dadas por los políticos señalados por el colombiano, dejan una serie de vacíos y contradicciones en las versiones de cada protagonista. Un análisis de ‘La Prensa’ presenta al público algunas inconsistencias en lo dicho por Murcia y en el actuar de los panameños.
Las contradicciones del ‘affaire’ Murcia
SANTIAGO FASCETTO
UNIDAD DE INVESTIGACIÓNsfascetto@prensa.com Las declaraciones de David Murcia Guzmán desde la cárcel La Picota, al sur de Bogotá (Colombia), cayeron como una bomba en Panamá. Y, varios días después, todavía se recogen las esquirlas de su confesión: que “invirtió” 6 millones de dólares en las campañas políticas del Partido Revolucionario Democrático (PRD) que serían repartidos –dijo a La Prensa– en partes iguales para los dos principales candidatos: Balbina Herrera (Presidencia) y Roberto Bobby Velásquez (Alcaldía capitalina).
Las palabras de Murcia no hicieron más que confirmar lo que adelantó, misterioso, dos semanas antes en una entrevista con el canal de televisión TVN: que desde la campaña de Herrera y Velásquez le “tocaron la puerta” para pedirle dinero.
Pero lo que siguió abre algunos interrogantes de su versión de lo ocurrido, que Murcia –procesado en Panamá por supuesto blanqueo de capitales provenientes de la captación ilegal de dinero y del narcotráfico– deberá aclarar el día que el Ministerio Público se lo pregunte.
El fundador de DMG ha querido manejarse con ambigüedad sobre detalles clave: ¿Quién entregó físicamente el dinero que supuestamente repartió? ¿Qué día y en qué lugar? ¿En maletín o en bolsos? ¿Por partes o todo junto?
Estas respuestas quedaron, por voluntad del fundador de DMG, en las sombras, a pesar de la insistencia de este diario por mayor precisión.
Murcia sí dejó algunas pistas para reconstruir el rompecabezas: que la primera reunión con Bobby Velásquez y su padre fue en su apartamento de las Torres Miramar, en junio de 2008. Que el empresario Ernesto Chong Coronado ofició de enlace y que, luego de esa primera reunión, hubo al menos otro encuentro con el candidato a alcalde capitalino del PRD y con su padre en el hotel Sheraton, donde alquilaba la suite presidencial.
Del otro lado del mostrador ratifican, a medias, esas palabras: Bobby Velásquez reconoció que subió junto con su padre al apartamento de Murcia y que –entre jugos y café– se coló en la conversación el tema de la financiación de las campañas políticas en Panamá. “Me preguntó cuánto cuestan las diferentes campañas”, reconoció Velásquez durante una entrevista a W Radio el viernes pasado.
A pesar de que se tocó el tema “financiación”, Velásquez insistió en que no recibió dinero.
Murcia dijo que sí. Dijo: 3 millones de dólares para Bobby y 3 millones de dólares para Balbina.
Sin embargo, de lo recogido hasta ahora, la campaña de Herrera parece estar mucho menos comprometida que la del candidato alcaldicio por el oficialismo. Un solo contacto con uno de sus recaudadores, Budy Attie, breve y sin aceptación de fondos, ha sido confirmado.
Y entonces la pregunta: ¿Murcia entregó el dinero? ¿Fue en la suite presidencial del hotel Sheraton? ¿Pasó de la campaña de Velásquez a la de Herrera?
El fundador de DMG dijo a este diario que “las entregas” de dinero “se hicieron a través de Chong” porque –explicó– “él manejaba la parte económica” del grupo empresarial.
Chong Coronado, director de la empresa PMC Group y procesado también por el Ministerio Público por supuesto blanqueo de capital, negó haber pagado ese dinero al PRD. Como también negó –”falso”, dijo– cualquier vinculación con Murcia más allá del servicio de asesoría que le brindaba su empresa.
¿Tiene Murcia alguna prueba que avale sus palabras? ¿Algún recibo? ¿Existen testigos del pago?
Murcia señaló que el acuerdo con los políticos del PRD se cerró “de palabra” porque –aclaró– “así se manejan esas cosas”. En otras palabras: no aparecerá nunca un recibo o papel vinculado con el pago de los 6 millones de dólares.
Los que sí pueden aparecer son testigos. Si los hubo, claro.
Aparte del dinero, Murcia afirmó que colaboró con la campaña de Bobby Velásquez en dos campos que domina: imagen y marketing político.
Entre otras cosas, detalló que para apoyar sus aspiraciones e imponer su candidatura en la calle se mandaron a confeccionar a China, camisetas, gorros y útiles escolares.
Todo por cuenta y orden de DMG. ¿Habrá algún recibo de esa compra?
“Cuando son altas inversiones en política se maneja a través de terceros, precisamente para evitar fotos, videos y grabaciones Eso siempre se maneja así: tanto el empresario acepta esa condición como el político”. Así respondió Murcia y dejó de nuevo, en el centro, a Chong Coronado, su antiguo “tesorero”, según lo definió. Este último admitió en la indagatoria que le tomó la Fiscalía Primera de Drogas que conocía a Roberto Velásquez padre, aunque negó haber sido el “valijero”.
De cualquier forma, las palabras de Murcia no hacen más que desnudar la falta de transparencia en la financiación de las campañas políticas locales: porque si bien Murcia no tiene documentos que prueben el pago, tampoco el sistema político –ni los partidos– tiene forma de demostrarle a la gente y a las autoridades que el colombiano no “invirtió” en política.
La procuradora de la Nación, Ana Matilde Gómez, dijo que no se puede descartar la declaración pública de Murcia. El primer paso que deberá dar el Ministerio Público será en dirección a La Picota: el dueño de DMG deberá ratificar lo que dijo a los medios de comunicación bajo juramento y ante una autoridad judicial. “Tenemos que darle fuerza procesal a esos señalamientos”, dijo Gómez.
Solo una investigación profunda del Ministerio Publico, con el aval del Tribunal Electoral, tendría manera de ingresar a la red bancaria de candidatos y empresarios para seguir el rastro que dejan los movimientos bancarios. Hasta la fecha, no hay evidencias de que una investigación de esta naturaleza, que involucre los fondos de las campañas políticas, se haya iniciado o se vaya a iniciar.
¿Es válida la declaración de Murcia? ¿Es importante lo que tenga que denunciar una persona presa en Colombia? El dueño de DMG, antes de estar tras unos barrotes en La Picota, era un empresario aparentemente exitoso que durante tres años realizó negocios en el istmo. El mismo Bobby Velásquez lo resaltó al justificarse: dijo que al momento de visitar su apartamento, Murcia tenía “vínculos sociales y de negocios con muchísima gente”. En Panamá, Murcia compró carros, alquiló y adquirió propiedades, y montó varios locales comerciales.
Su situación migratoria, por otra parte, resulta irregular: ingresaba al país en calidad de turista mientras manejaba un emporio comercial, y cada vez que necesitaba renovar el permiso salía y volvía a ingresar.
En el caso de que Murcia insista con su versión, Bobby Velásquez podría quedarse sin fueros electorales y ser objeto de una investigación penal. Igual suerte podría correr su padre, un viejo dirigente del PRD. “El que recibe dinero proveniente de captación ilegal de dinero o narcotráfico, puede ser procesado por lavado de capitales”, explicó un fiscal a este diario.
El affaire Murcia, lejos de terminar, apenas está dando sus primeros pasos.
Balbina: Martinelli y los ‘narcoempresarios’
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PRESIDENCIA. Balbina Herrera busca mantener al PRD en el poder. LA PRENSA/Archivo |
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La candidata a la Presidencia por el oficialismo, Balbina Herrera, echó mano al viejo artilugio que reza “la mejor defensa es el ataque” para contrarrestar la revelación de David Murcia Guzmán, quien dijo que le entregó 3 millones de dólares para financiar su campaña política.
La estrategia de Herrera fue de manual: en vez de dedicarse a rechazar las acusaciones, se concentró en atacar a su principal competidor, Ricardo Martinelli. Y lo hizo el mismo día en que se daban a conocer los señalamientos de Murcia.
La ex ministra de Vivienda acusó al postulante de Cambio Democrático (CD) de ser un “narcocandidato” porque el Súper 99 fue proveedor de Comercializadora Virtual S.A., la empresa de Murcia en Panamá.
“Este país ha sido tomado por el narcotráfico”, gritó en los medios, un día después de que Murcia revelara que aportó dólares a su campaña presidencial.
Herrera pidió a la procuradora de la Nación, Ana Matilde Gómez, que investigue al empresario a raíz del acuerdo comercial de la empresa de Murcia con el Súper 99. Sin embargo, ese pacto no era diferente a los otros 134 acuerdos comerciales que tenía el colombiano con diferentes empresas del país.
Este diario accedió al documento que le presentó Herrera a la Procuradora. Y, según reconocidos juristas, la denuncia que aportó al Ministerio Público dista mucho de lo que dijo: Herrera acusó a Martinelli de ser un “narcocandidato” y, lo más importante, dijo que tenía “pruebas” que involucran al candidato de CD en el supuesto delito de lavado de activos.
El escrito presentado por la candidata presidencial del PRD, de escasas cuatro páginas y unos anexos de “prueba”, no es una denuncia contra Martinelli ni tampoco una querella. Se pide que se incluya dentro de las investigaciones que se le siguen a Murcia una serie de ambiguas aseveraciones genéricas.
¿Cuáles son esas “pruebas”? Herrera dice en su denuncia que el Súper 99 era proveedor de Murcia dentro de una “vasta red de comercios”. Según el razonamiento de Herrera –explicó un jurista– esa “vasta red” debería entonces, siguiendo su lógica, incluir además a 17 bancos, todos los comerciantes que aceptaban los bonos de Murcia para vender, y una cadena de proveedores, tales como las empresas distribuidoras de energía eléctrica, de telefonía, el Idaan y hasta la empresa que le vendió los muebles, por ejemplo.
¿Se puede tildar de narco y lavador de dinero a un empresario, solo porque la cadena de supermercados de su propiedad vendió certificados de compra para ser gastados por los clientes afiliados con Murcia? La respuesta la deberá dar el Ministerio Público.
Hay otro punto: en la denuncia se afirma que Alma Cortés es abogada de Ernesto Chong Coronado –tesorero de DMG, según Murcia– y que además ocupa el cargo de vicepresidenta de CD. Y nada más.
Murcia afirma, el Gobierno niega: la polémica por el SPI
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Ministro. Mezquita defendió al Ejecutivo. LA PRENSA/Archivo |
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“Escoltas del Gobierno me acompañaron el último mes que estuve en Panamá. Ellos me dieron protección”. David Murcia se refería, así, a los supuestos agentes del Servicio de Protección Institucional (SPI) que le cuidaron las espaldas hasta el 19 de noviembre pasado, día en que fue detenido en el área de Capira.
Sus declaraciones a este diario, el miércoles pasado, llegaron hasta el riñón del Palacio de las Garzas, que no tardó en contestar. “La única participación que ha tenido un estamento de seguridad del Estado panameño con Murcia, fue durante su arresto y conducción al Aeropuerto Internacional de Tocumen para su pronta extradición a Colombia”, dijo el jueves pasado el ministro de la Presidencia, Rafael Mezquita.
¿Es posible que Murcia haya tenido a su lado agentes del SPI? El Gobierno dijo que, al momento de su detención, a Murcia lo acompañaba Alfonso Mosley Martínez, un ex agente del SPI que fue dado de baja en 1995. Lo que no se aclaró fue quiénes eran los otros escoltas que estaban allí.
Murcia declaró, por otro lado, que mantenía contacto directo con el Ejecutivo. La idea –contó– era que el Gobierno lo mantuviera informado si llegaba –vía Interpol– desde Colombia la orden de captura.
Hay un antecedente, en este caso, que podría inclinar la balanza: el 10 de noviembre pasado, Murcia compartió una mesa en el restaurante Los Camisones –en la zona de playas– con Rafael Mezquita y el viejo dirigente del PRD Pedro Pereira. “Había muchos papeles sobre la mesa”, contó un testigo directo de ese encuentro.
Las medias verdades de Bobby: que sí, que no...
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ALCALDÍA. Roberto ‘Bobby’ Velásquez aspira a manejar el distrito capital. LA PRENSA/Archivo |
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Sus propias palabras lo arrastraron al ojo de la tormenta. Roberto Bobby Velásquez primero negó cualquier vínculo con David Murcia Guzmán y luego, ante la amenaza de que salga a la luz un video, reconoció que conocía al fundador de DMG.
Incluso, dijo que lo visitó junto con su padre en el apartamento que rentaba Murcia en las Torres Miramar. Primero no, después sí.
El candidato a alcalde capitalino del Partido Revolucionario Democrático (PRD) le atribuyó el desliz de primero negar y luego admitir que conocía a Murcia a la presión y a su poca experiencia política. “No encontré ninguna grabación donde decía que yo no lo conocía”, dijo además Velásquez, durante una entrevista con W Radio el viernes pasado.
En otras palabras: nadie le preguntó si lo conocía y por tanto él omitió aportar ese “detalle”. “Siento no haber mentido, pero si en algún momento por el estrés de la tensión di a entender algo que no era, no fue mi intención”, aclaró después.
Según Murcia, el aporte de 6 millones de dólares al PRD lo cerró con Bobby Velásquez y su padre.
“No recibí ni un solo centavo, ni mi padre ni nadie de mi campaña, de este señor”, replicó el ex director del Sinaproc.
Velásquez dijo que un empresario panameño –que no identificó– le presentó al dueño de DMG. “Me llevan a conocerlo en su apartamento, él me habló de todo lo que ha hecho, de su proyecto. Me habló de dos canales de televisión, de su experiencia como publicista”, relató.
En otro tramo de la entrevista contó que, en cierto momento de la charla, Murcia lo interrogó sobre el tema de la financiación de su campaña.
“Me preguntó cuánto cuestan las diferentes campañas”, narró y después agregó: “Me dijo que cómo se podían hacer aportes a las campañas y yo le planteé las diferentes alternativas que nosotros utilizamos”.
Bobby Velásquez, sin embargo, insistió en que no recibió ni un centavo de DMG. A los Velásquez no parece haberles llamado la atención el evidente estilo de vida del inversionista colombiano con el que se reunieron.
“Las idas y vueltas de Velásquez dejan un mal sabor en la boca”, opinó un miembro de la cúpula del PRD.
En el partido hay una pregunta que se repite: no es posible que Bobby Velásquez y su padre hayan negociado aportes de dinero en nombre de Herrera, justo en una época –mediados de 2008– en que las dos campañas se miraban de reojo. En el PRD se preguntan: ¿Realmente los Velásquez tenían la autorización de Herrera?
Bobby Velásquez siempre estuvo más cerca de Juan Carlos Navarro que de Balbina”, explican. Todo cambió, claro, tras la derrota de Navarro en las internas del PRD en septiembre pasado. Para esa época, según los protagonistas del escándalo, ya Murcia había cerrado su acuerdo de “inversión” y los millones de DMG –según él– empezaron a fluir.
¿Cómo se gestionó la entrevista con Murcia?
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BOGOTÁ. Con ‘La Prensa’, el martes pasado. LA PRENSA/Archivo |
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Hace casi un mes, en plenos carnavales, este diario viajó a Bogotá (Colombia) para entrevistar a David Murcia Guzmán. Aquella entrevista no prosperó. Al llegar a la cárcel La Picota, la falta de un documento que debía entregar Murcia a las autoridades de la prisión hizo que el encuentro se cancelara.
Sin embargo, de vuelta en Panamá se continuó con las gestiones formales ante las autoridades penitenciarias colombianas para lograr conseguir las declaraciones del dueño de DMG.
El último 2 de marzo se pidió, a través del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario de Colombia (INPEC), autorización para entrevistarlo.
Dos días después, Murcia autorizó la entrevista y solo faltó que el juez coordinador de servicios judiciales aprobara el ingreso a La Picota.
Ese visto bueno estuvo listo el pasado 6 de marzo. Entonces, este diario volvió a Bogotá. Una vez allí, la oficina de prensa del INPEC informó que la entrevista sería el martes pasado a las 11:00 a.m. en las oficinas de la dirección de la prisión.
También, la misma oficina adelantó que otros dos medios de comunicación de Panamá tenían cita con Murcia el mismo día, aunque todas las gestiones fueron hechas en forma individual por cada medio de comunicación.
Y así fue: al canal de televisión TVN le tocó entrevistar a Murcia de 9:00 a 10:00 a.m. A La Estrella le correspondió la hora siguiente, y este diario tenía turno de 11:00 a.m. a 12:00 de mediodía. Cada entrevista fue individual y estuvo presente un funcionario del INPEC.