Dr. Ebrahim Asvat
Lo que los cables de Wikileaks revelan sobre el gobierno de Martinelli es un grito a voces de lo que se ha pretendido disfrazar con actitudes zigzagueantes.
El que come los mejores pork and beans en la Embajada de los Estados Unidos parece que no puede hacer más que eso.
Cada cable es una revelación de la forma poco democrática y distanciada a la ley como se hace política en Panamá. Un Presidente que presiona a magistrados.
Magistrados que no tienen visa a los Estados Unidos; Magistrados que revelan a un gobierno extranjero las interioridades de las presiones del Órgano Ejecutivo.
El rejuego político para sacar a la Procuradora General de la Nación. Si a estos le sumamos los intercambio de correos electrónicos entre un grupo de abogados liderados por un abogado constitucionalista que ahora pretende dirigir unas reformas constitucionales que no tienen ni pie ni cabeza es la demostración de una crisis política seria.
El cesarismo presidencial es un mal crónico que atenta contra la democracia panameña y si bien el jefe del Ejecutivo hace más de lo que la ley le permite también se debe a esa actitud pusilánime que la mayoría de magistrados , diputados y políticos asumen a pesar de lo que establece la Constitución y la ley.
Lo primero que hay que vencer es el miedo. La Constitución y la Ley son el marco de referencia, los límites al poder, la reglas de conducta política que debemos seguir. Si éstas están sujetas al arbitrio de un hombre la culpa es nuestra.
Nosotros los ciudadanos somos los que ignoramos nuestros derechos y deberes, los que no le exigimos a los gobernantes un buen gobierno, los que en nuestra actitud pusilánime no rechazamos las malas prácticas y las decisiones arbitrarias.
Aquí pasa todo eso que dicen los cables de Wikileaks porque nosotros los ciudadanos lo toleramos. El día que nos paremos en firme y digamos ¨Basta¨se acaba el relajo.
Los gobernantes gobiernan hasta tanto los gobernados así lo quieran. Nunca hay que olvidarse de ese principio. Y ahora más con las experiencias que los movimientos populares están experimentando con éxito en los países árabes.
Todo lo que los Wikileaks está revelando son actos y hechos acaecidos en este gobierno que supuestamente venía a cambiar las cosas. Lo demás tendrá valor histórico pero no político. La forma asquerosa de hacer política sin reparos a la institucionalidad y a la separación de poderes es una realidad de la que hoy vivimos.
Es esa la amenaza que se nos cierne en el país y la razón primordial por la cual Barack Obama no podrá decir que Panamá es un ejemplo de país en América Latina como se refirió a Brasil y Chile.