El movimiento comercial en la compra de nuevas tecnologías revela que los panameños estamos entrando en un nuevo tipo de economía: “la economía VIP”. Esta no es precisamente la que responde a nuestras necesidades inmediatas o biológicas, pero si a nuestros deseos.
Se juzga necesario lo que se desea.
No comparto la filosofía de los tecnófilos (exaltan la tecnología) ni los tecnófobos (critican la tecnología), ya que solo vivo al igual que el resto la explosión tecnológica que nos ahorra tiempo, distancia, nos facilita las tareas y nos hace la vida más placentera. Sin embargo, poco a poco nos alejan de las cosas sencillas de la vida como compartir un café por un “chateo” o que los niños se distraigan en un parque por un nintendo WII.
Personalmente no me ubico sin las facilidades que brinda una laptop, Internet, un celular, una Palm, una cámara digital donde tomo mis fotos y las imprimo, o hacer ejercicio sin un MP-4 , o compartir con amigas un viernes cantando karaoque en la comodidad y seguridad del hogar, descongelar una carne en minutos en microondas o planchar un jeans a vapor colgado en gancho.
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