Monday, September 5, 2011

Clima político amenaza la gobernabilidad y el desempeño económico

The Panama Economy Insight


El 31 de agosto el presidente de la República Ricardo Martinelli destituyó a su Canciller Juan Carlos Varella. La Cancillería es un cargo del Ejecutivo, el cual es designado por el presidente de la República. No obstante, Juan Carlos Varella es Vicepresidente de la República, electo mediante votación popular y presidente del Partido Panameñista. El Partido Panameñista mantenía una Alianza con el Partido Cambio Democrático, que es el partido del presidente Martinelli. Esta es la Alianza que llevó a Martinelli a ser presidente de la República. La destitución de Juan Carlos Varella significó la ruptura de esta alianza política.
Un día después de la destitución, el presidente de la República dirigió a través de la televisión local en forma simultánea un mensaje a la Nación para explicar los hechos que le llevaron a tomar la decisión de destituir a su Canciller Juan Carlos Varella. Él dijo que le pidió la renuncia al Canciller Varella. “No fue una decisión fácil, pero la tomé porque considero que los panameños merecemos un Canciller a tiempo completo y porque nosotros creemos en la segunda vuelta electoral, donde un presidente gane con más del cincuenta por ciento de los votos emitidos”.
Aunque el decreto mediante el cual se produjo la destitución no dice que también fue debido a la segunda vuelta, por las palabras del presidente eso también tuvo algo que ver. Desde hace algún tiempo el partido del presidente venía impulsando la segunda vuelta electoral en la Asamblea Legislativa.
La discusión ahora está sobre el asunto de la gobernabilidad. La cuestión es si el gobierno luego de haber perdido a sus aliados políticos tendrá los suficientes votos en la Asamblea Legislativa para llevar a cabo importante proyectos de ley en los sectores educación, salud e infraestructura, incluyendo el propio proyecto de la segunda vuelta.
Esta es la segunda vez, desde que la democracia fue restablecida, que se rompe la alianza de gobierno. La experiencia es que esto tiene un impacto negativo sobre la prosperidad del país. El caso más notable fue el del intento fallido de privatización de las telecomunicaciones en 1992 debido a que el Órgano Ejecutivo perdió el control político del Órgano Legislativo, luego de que el presidente Guillermo Endara decidiera romper su alianza con la Democracia Cristiana. No fue sino hasta 1996 cuando se pudo reformar la ley de telecomunicaciones y, finalmente, en 1997 se privatizó este sector mediante subasta pública. Luego de eso vino la inversión extranjera en este sector y apareció la telefonía celular, pero obviamente el país tuvo un retraso de este importante sector económico de entre 4 y 5 años. Significa que la población pudo haber gozado de las comunicaciones celulares cinco años antes, e igualmente el sector empresarial. Significa que hubo una importante pérdida de bienestar para la población y la economía en general. Desde luego que hubo una pérdida importante sobre el PIB y el crecimiento económico.
En el caso actual, hay proyectos que requerirán de la aprobación de la Asamblea. De hecho, el propio Presupuesto General de la Nación requiere de la aprobación de la Asamblea. El presidente dijo en su mensaje a la Nación que su “gobierno sigue el camino del cambio”...“la transformación de la educación, escuelas, Beca Universal, libros, útiles escolares e Internet gratis, Jumbo Ferias y Jumbo Tiendas, aeropuertos internacionales, la transformación del transporte con el Metro Bus y el Metro, carreteras por todo el país y una nueva red vial, 100 a los 70, agua potable, viviendas, empleos, la reforma fiscal, hospitales y todo lo que te prometió en campaña”. Sin embargo, el problema es que el Presupuesto General de la Nación, que contendrá todas esas cosas, requerirá de la aprobación de la Asamblea.
La Asamblea Legislativa podría estancarse de la misma manera como ocurrió luego de que la alianza entre los arnulfistas y los demócrata cristianos se rompió en la década de los noventa. Eso tendría un impacto negativo sobre el crecimiento económico y sobre el bienestar de la población. El efecto no sería inmediato, pero con el tiempo sería evidente el rezago sobre ciertos proyectos de alto impacto sobre el crecimiento y bienestar de la población.
De acuerdo a las encuestas, el presidente Martinelli tiene una alta popularidad y, de hecho, si las elecciones se hubieran realizado recientemente él hubiera vuelto a ganar. El presidente ha reiterado en diversas ocasiones, incluyendo en su mensaje de la noche del 1 de septiembre que no “va a ser candidato a la presidencia de la República”. El partido del presidente, Cambio Democrático, se ha más que duplicado desde que se celebraron las elecciones presidenciales en mayo de 2009. El partido ha crecido de 126,735 inscritos en mayo de 2009 a 312,443 en julio de 2011. No obstante, a pesar de que el presidente Martinelli tiene una alta popularidad y su partido se ha expandido 146%, para reelegirse requeriría primero el apoyo de la Asamblea Legislativa y luego la aprobación de la población votante mediante un referéndum aprobatorio de la reelección.
De acuerdo a las mismas encuestas, Juan Carlos Varella es el candidato con la mayor intención de voto si las elecciones se realizaran en el momento en que éstas se realizan y el presidente Martinelli no participara en éstas. El partido de Varella tiene un tamaño similar al partido del presidente Martinelli y se ha expandido en 38% desde mayo de 2009 hasta julio de 2011.
Luego de las elecciones de mayo de 2009 el PRD ha perdido un poco más de una cuarta parte de sus miembros inscritos. En mayo de 2009 el PRD tenía 636,404 inscritos y en julio de 2011 ya sólo tenía 463,462 inscritos. El PRD ha perdido 172,942 miembros desde mayo, mientras que el partido del presidente Martinelli logró un incremento de 185,708 miembros desde mayo. La mayor parte de los miembros del PRD que se desuscribieron están ahora en el partido del presidente Martinelli. De hecho, el PRD ha perdido una cantidad importante de sus diputados, y éstos están ahora en el partido del Presidente Martinelli. Incluso, algunos diputados del Partido Panameñista también están ahora en el partido del Presidente Martinelli.
Si las tendencias se mantuvieran tendríamos un PRD del tamaño del Partido Panameñista y Cambio Democrático. Es decir, los tres partidos serían del mismo tamaño.
Ahora, luego de la ruptura de la alianza de gobierno, el PRD probablemente va a hacer una alianza con el Partido Panameñista por el control de la Asamblea Legislativa. El PRD ya tiene experiencia en este tipo de negociaciones, pues a principios de la década de los noventa logró una exitosa alianza con el Partido Demócrata Cristiano, luego que este último fue expulsado por Guillermo Endara de la alianza de gobierno. El PRD se benefició de dicha alianza y, de hecho, ese fue uno de los factores principales que le llevó a ganar las elecciones de mayo de 1994. La Alianza entre el PRD y los Panameñistas sería sólo por el control de la Asamblea, pero en las elecciones irían de forma independiente.
Ahora la atención debe centrarse sobre el balance del poder en la Asamblea Legislativa. Hay que contar y determinar si el número de diputados del partido del presidente Martinelli, más los que se movieron del PRD y del Partido Panameñista, es suficiente para tener la mayoría y poder seguir impulsando los proyectos de su administración. De no ser así, lo que estaríamos viendo de aquí en adelante es el estancamiento de la Asamblea Legislativa, con consecuencias negativas en el mediano plazo para el crecimiento económico y bienestar de la población. El Partido del presidente Martinelli tiene el 42% de los diputados, pero a este porcentaje se le debe agregar los movimientos de diputados que ha habido desde el PRD y Partido Panameñista hacia Cambio Democrático. Aún así, luego habría que tomar en cuenta probables movimientos dado que esto es muy dinámico y depende de hacia dónde se vayan consolidando las fuerzas del poder.

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