Edith Castillo Duarte
ecastillo@prensa.com
Panamá presumió, por lo menos durante los últimos 40 años, de no tener inflación y estar por debajo, inclusive, de la de Estados Unidos.
Por ende, este fenómeno no era motivo de preocupación para nadie. Era una realidad distante, de la que solo se sabía por noticias de lo que se vivía en otros países. Una economía dolarizada no tenía porqué estar expuesta a estos vaivenes.
Los consumidores se escandalizaban cuando iban al súper y se percataban de que algún artículo había aumentado cinco o diez centésimos, después de permanecer más de un año con el mismo precio.
Pero la inflación ya no es cosa de otro país. Los titulares de los medios locales dan cuenta de este fenómeno con el que los panameños no están familiarizados.
Los precios de los bienes, servicios, transporte y alimentos suben de un mes para otro y los consumidores se sienten impotentes ante este nuevo fenómeno.
Son varios los factores que se han conjugado para provocar la escalada en precios. No solo está el encarecimiento del petróleo, principal causa del alza en el transporte, de la energía, y de los costos en las cadenas de producción, sino que "convergen fenómenos de oferta con fenómenos de demanda: la tormenta perfecta", señala un análisis de la firma consultora Indesa.
En el caso de los alimentos, Indesa atribuye los incrementos a: la demanda por proteínas de habitantes de China, India y otros países emergentes; a la política de sustitución de combustible por etanol de maíz, y a las sequías en Australia, Nueva Zelanda y Ucrania.
Pero aparte de ello, hay dos elementos que pesan en la economía panameña: la devaluación del dólar, a la que los panameños tampoco estamos acostumbrados, porque era la moneda de referencia hasta que llegó el euro; y el aumento de la oferta monetaria.
Para Manuel Brea, profesor de finanzas y negocios de la Escuela de Postgrado de la Universidad Santa María La Antigua, este es un fenómeno "estrictamente monetario", que está en función a los niveles de oferta de la moneda.
En Panamá, recordó, la inflación nunca había sido un problema (salvo ciertas fechas en la década de 1980), pero en esos momentos la inflación era menor a la de Estados Unidos, porque en Panamá esa oferta monetaria se ajustaba a la actividad económica.
"Cuando la oferta monetaria era superior a la actividad económica, ese excedente salía de Panamá en forma de inversiones que se hacían en el extranjero, por ende no había –o no se sentía– un incremento en los precios", explicó.
Pero hoy, la oferta monetaria se ha incrementado y excede los niveles requeridos por la actividad económica. Además, las inversiones extranjeras que están llegando al país también contribuyen a incrementar la oferta monetaria.
Brea asegura que hay poco margen de acción para contrarrestar sus efectos. "Como la inflación es un tema eminentemente monetario, la solución tiene que ser eminentemente monetaria. Es contraproducente la regulación de precios, además de anacrónico".
En el corto plazo, esta situación está para quedarse. Es aconsejable entender el fenómeno y aprender a vivir con él. Por ejemplo, exigiendo mayores rendimientos en los bancos para compensar la inflación.
Académicos difieren en el origen de la inflación
El porqué de la inflación es fuente de un debate entre académicos y economistas. La definición más común y la utilizada por el público en general, es aquella de un alza generalizada de los precios.
Pero este significado solo muestra lo que está ocurriendo con los precios y no la razón de esta variación. Es aquí donde se dividen los campos académicos.
Para unos, toda inflación solo se puede deber a un aumento desproporcionado de la oferta monetaria (la cantidad de dinero en la economía) frente al crecimiento de la economía. Así, lo que se ‘infla’, es la cantidad de dinero que hay. Esto causa que baje el valor de la moneda respecto a los productos y servicios.
Otros opinan que la razón principal de un alza generalizada de los precios, es un aumento importante de la demanda de productos o servicios frente a la oferta de éstos. Por ejemplo, el Estado y el sector privado aumentan su demanda de productos y servicios a través de la obtención de préstamos, y eso presiona los precios.
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