NUEVA YORK, EU. (AP). -Cuando George Bush se suba a un helicóptero y se vaya de Washington para dar paso a Barack Obama, se habrá producido algo más que un cambio en los residentes de la Casa Blanca.
Para numerosos analistas, historiadores, blogueros y gente común, el 20 de enero simbolizará un cambio generacional, un traspaso del poder de la generación de posguerra a una nueva camada de líderes con una perspectiva diferente.
Y ello no obedece necesariamente a que Obama tenga 47 años. Es algo más profundo.
Reina la sensación de que se acaba una era cultural, dominada por gente que se formó en los años 60 y fue marcada por las divisiones derivadas de la guerra de Vietnam, la lucha por la igualdad de derechos civiles y verdaderas revoluciones sociales y sexuales.
Estas circunstancias, se dice, hicieron que la generación de posguerra, como se denomina a todos aquellos nacidos entre 1946 y 1964, se haya caracterizado por un arraigado componente ideológico y por su incapacidad para resolver añejos conflictos.
Obama, por el contrario, representa el nuevo pragmatismo: Idealista y realista al mismo tiempo, capaz de sobreponerse a las diferencias partidarias, que no le teme a la disensión, dispuesto a encontrar nuevas formas de resolver viejos problemas.
"Obama es una de esas personas que se formó después de Vietnam, que se hizo adulto en los años 80", expresó Steven Cohen, profesor de administración pública de la Universidad de Columbia. "Es un cambio generacional enorme, una nueva concepción de la política. Quiere ser alguien que resuelve problemas, sin dejarse atrapar por las ideologías".
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