Shelmar Vásquez Sween
svasquez@prensa.com
Durante años, los desechos y residuos peligrosos generados por los hospitales, laboratorios clínicos y hogares se han tirado a vertederos públicos o a los drenajes pluviales sin ningún tipo de control.
Ahora esta basura, clasificada como corrosiva, radiactiva, explosiva o inflamable, da muestra de los estragos que ha estado haciendo en detrimento de la salud de la población y del ambiente.
Estudios desarrollados por investigadores de la Universidad de Panamá (UP), en conjunto con el Cuerpo de Bomberos y organizaciones y entidades de salud internacionales y locales, han revelado que estas sustancias –que tienden a perdurar en el tiempo– han sido absorbidas por los suelos hasta llegar a fuentes profundas de agua.
De acuerdo con Anabel Tatis, investigadora de la UP, esta situación es peligrosa porque estas aguas corren hasta otros afluentes que pueden ser utilizados para abastecer de agua a poblaciones de áreas rurales. También llegan a ríos y riachuelos, perjudicando toda forma de vida.
Por otro lado, agregó Tatis, algunos de estos desechos son volátiles y quedan suspendidos en el aire por evaporación, afectando a las personas a través de las vías respiratorias.
“Los médicos detectan cáncer y reacciones extrañas en los pacientes, que relacionan con diferentes causas, y no se ponen a pensar que este tipo de desechos pueden ser la causa por su mal manejo. Se tiran en vertederos públicos y en drenajes, se filtran por la tierra, se combinan con el agua y se esparcen en el aire causando picazón, alergias inexplicables y erupciones en la piel”, explicó la investigadora.
UN PROYECTO AMBICIOSO
Por todos los riesgos planteados, investigadores locales están proponiendo un proyecto ambicioso: un sistema de manejo de desechos peligrosos.
Según el director de Planificación y Evaluación de la UP, Enrique Lau, el proyecto contempla la construcción de una planta de tratamiento para este tipo de basura, que se edificará en un área de ocho hectáreas que tiene la Universidad en Tocumen.
Allí se procesarán los desechos peligrosos que se generen en todo el país. Algunos de ellos, sustentó Lau, serán –por su estructura– transformados en materiales inertes o benignos para que puedan retornar a la naturaleza o reciclarse, y aquellos que sean en extremo tóxicos se sacarán del territorio, aseguró.
En estos momentos, dijo Lau, se están evaluando las propuestas de varias empresas expertas en este tipo de actividad, provenientes de Francia, España, México y Argentina.
“No podemos estimar el costo total del proyecto hasta tanto se elija a la compañía que formará parte del consorcio”, explicó el funcionario, pero el proyecto tiene una base presupuestaria de 4 millones de dólares.
Por lo pronto, adelantó Lau, la entidad elegida debe cumplir con lo establecido en el Convenio de Basilea (1989), que trata sobre el control del movimiento transfronterizo de desechos peligrosos y su eliminación.
Una vez que empiece a funcionar el consorcio, se empezará a contactar a las empresas que manejan estos productos peligrosos en Panamá para que empiecen –si no lo han hecho– a hacer un inventario de estas sustancias y sepan cómo deben ser tratadas previamente para su fácil recolección.
“La Organización Panamericana de la Salud hizo un mapa de riesgo de dónde están ubicados estos lugares en el país para que podamos llegar directamente a ellos. Esta lista la estaremos actualizando para tener una cobertura efectiva del proyecto”, señaló Anabel Tatis.
ARISTAS DEL PROYECTO
Lau dijo que el proyecto también contará con una legislación que vele porque todo aquel que realice una actividad que genere residuos o desechos tóxicos, se comprometa a darle el tratamiento correcto a sus materiales.
Paralelamente, se activará una campaña de concienciación cultural entre la población para que no tire productos como computadoras, bombillas o baterías, junto con la basura orgánica.
Actualmente se está capacitando mano de obra local para que trabaje en el proceso de recolección y tratamiento, pero como este proceso puede demorar años, según Lau, importarán expertos extranjeros para agilizar la ejecución.
La recolección y tratamiento de desechos peligrosos empezará en 2009 en el área metropolitana, y se espera que cubra todo el país en 2011.
UNA URGENCIA CLARA
El encargado de Ambiente y Planificación Urbana del Municipio de Panamá, René Paniza, informó que el relleno sanitario de Cerro Patacón no recibirá, a partir de 2009, este tipo de desechos.
Se recibirán solamente de los hospitales aquellos que hayan sido tratados previamente, para evitar consecuencias futuras.
Por su parte, el jefe de Materiales Peligrosos de la Oficina de Seguridad de los Bomberos, Edgar Mendives, dijo que es común que las empresas almacenen productos químicos por largo tiempo.
Con el tiempo, explicó Mendives, pierden su esencia y se convierten solamente en basura, pero como han sido sometidos a un ambiente de encierro, humedad y calor, sus componentes se transforman y se hacen aún más tóxicos de lo que eran inicialmente.
Algunas de las empresas que más incurren en estas prácticas son compañías manufactureras, industriales, refinerías y plantas de tratamiento de madera, dijo el funcionario.
Mendives, quien mostró preocupación por la forma en que se están manejando los desechos tóxicos en el país, indicó que de septiembre a la fecha ha atendido cuatro casos en donde se han producido escapes de gas, incendios y derrames de materiales peligrosos, porque en el lugar se hace mal manejo de estos productos.
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