La administración Martinelli cumplió dos años de gestión. Para muchos, se trata de un gobierno conflictivo donde el estilo del presidente ha marcado en gran medida sus acciones.
De esta forma, el presidente, Ricardo Martinelli, buscaba proyectar su política de cambio en la administración de gobierno. Ello implicaba abrir varios frentes de confrontación con grupos sindicales, organizaciones de la sociedad civil, adversarios políticos y hasta medios de comunicación que pudiesen cruzarse en su camino.
Para algunos sectores a reinado un sistema impositivo de permanente intimidación contra quienes no aprueben su estilo de gobernar.
La oposición política lo considera un perseguidor, donde las ansias de poder lo han llevado a querer hacer del gobierno una gran empresa.
Esto no parece preocupar al sector privado, sienten que el crecimiento económico de Panamá, en gran medida tiene que ver con el ritmo de trabajo que le imprime el presidente.
Los sindicalistas no comparten esta idea, para ellos la falta de consulta ha hecho que el gobierno cometa muchos errores como ocurrió con la ley 30 y los cambios a ley minera.
El haber surgido de la clase empresarial le ha permitido un giro dinámico en su ejecución, al menos así lo valoran sus aliados políticos.
Martinelli en muchas ocasiones ha mostrado su enojo a las críticas, llevándolo inclusive a pensar que se trata de ataques personales.
Un estilo de gobernar que difiere mucho al de sus antecesores, y que para algunos, sus excesos podrían poner en riego la propia democracia.
La administración Martinelli aún tiene tres años por gestionar y muchos apuestan a que no habrá mayores cambios en su estilo de gobierno.
De esta forma, el presidente, Ricardo Martinelli, buscaba proyectar su política de cambio en la administración de gobierno. Ello implicaba abrir varios frentes de confrontación con grupos sindicales, organizaciones de la sociedad civil, adversarios políticos y hasta medios de comunicación que pudiesen cruzarse en su camino.
Para algunos sectores a reinado un sistema impositivo de permanente intimidación contra quienes no aprueben su estilo de gobernar.
La oposición política lo considera un perseguidor, donde las ansias de poder lo han llevado a querer hacer del gobierno una gran empresa.
Esto no parece preocupar al sector privado, sienten que el crecimiento económico de Panamá, en gran medida tiene que ver con el ritmo de trabajo que le imprime el presidente.
Los sindicalistas no comparten esta idea, para ellos la falta de consulta ha hecho que el gobierno cometa muchos errores como ocurrió con la ley 30 y los cambios a ley minera.
El haber surgido de la clase empresarial le ha permitido un giro dinámico en su ejecución, al menos así lo valoran sus aliados políticos.
Martinelli en muchas ocasiones ha mostrado su enojo a las críticas, llevándolo inclusive a pensar que se trata de ataques personales.
Un estilo de gobernar que difiere mucho al de sus antecesores, y que para algunos, sus excesos podrían poner en riego la propia democracia.
La administración Martinelli aún tiene tres años por gestionar y muchos apuestan a que no habrá mayores cambios en su estilo de gobierno.
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