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El presidente de la República, Ricardo Martinelli, retomó el mazo, las denuncias y las promesas, durante una visita que realizó ayer a Colón. Allí derribó parte de la pared de una vieja casona de inquilinato, y se comprometió a invertir 125 millones de dólares para substituir 200 viviendas condenadas.
Martinelli llegó, con una hora de retraso, a la demolición del primero de 18 inmuebles deshabitados y condenados de los barrios Norte y Sur, en la ciudad de Colón. Se había anunciado que el Presidente daría inicio a los trabajos.
Minutos antes había hecho entrega de las llaves de 16 apartamentos a familias de escasos recursos de la provincia caribeña.
Durante su discurso de unos 15 minutos, el mandatario dijo que el dinero para la renovación de Colón saldrá de aquellos empresarios que evitan pagar impuestos. “Es mi responsabilidad encontrar estos recursos. Muchos empresarios para no pagar el impuesto de dividendos hacen retiros individuales de dinero de la empresas, para no tributar el 10% que les corresponde. Eso lo vamos a tener que revisar para sacar los 100 millones y renovar Colón”, afirmó el mandatario, como fórmula para sustentar su nueva promesa.
Una vez concluyó su disertación, Martinelli se dirigió al primer caserón que sería derribado, ubicado a unos 100 metros. Tomó un mazo y golpeó la antigua pared del inmueble unas 15 veces, saltando de alegría cuando logró abrir un boquete. Luego, le pasó la herramienta a su vicepresidente, Juan Carlos Varela.
No satisfecho con eso, el jefe del Ejecutivo tomó un taladro y comenzó a perforar parte de la casa condenada. En ese momento Martinelli era el centro de atracción de todos los presentes, a pesar de que el ardiente sol caribeño no invitaba a permanecer en el lugar.
De acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot), en el barrio Norte de la ciudad de Colón hay 88 casas condenadas, mientras que en el barrio Sur existen 109.
La aventura de Martinelli en Colón continuó en el área de los 4 Altos, adonde se trasladó con su equipo para inaugurar la segunda fase de la autopista Panamá-Colón, que contará con una longitud de 13 kilómetros y costará 216 millones de dólares, según los informes del Ministerio de Obras Públicas (MOP).
Allí, Martinelli hizo otra advertencia a los empresarios. “Aquí hay un grupo de empresarios gallotes que no quieren pagar impuestos. Y no podemos permitir que estos tres bellacos se lleven la ilusión y esperanza de todos los panameños”.
Al presidente no le importó que en la tolda donde estaban los invitados se encontraran varios empresarios y comerciantes de la Zona Libre ubicada en la ciudad caribeña.
Ante los señalamientos del mandatario, Severo Sousa, presidente de la Asociación de Usuarios de la Zona Libre de Colón, recordó el aumento de impuestos que para este sector empresarial se produjo en septiembre de 2009. “En los últimos cinco años hemos quintuplicado los aportes al Estado”, acotó el empresario.
Además del vicepresidente Varela, acompañaron a Martinelli en su gira colonense Federico Suárez y Carlos Dubois, ministros del MOP y el Miviot, respectivamente. También estuvieron varios directores de instituciones estatales.
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