IMPACTO. Cifras de la Asociación Bancaria de Panamá dan cuenta que 80% de los cinco millones de dólares defraudados a la banca en el país durante 2009 fue por casos de falsificación de tarjetas de crédito. LA PRENSA |
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Entre enero y julio de 2010 fueron reportados 362 casos de fraudes con tarjetas de débito y crédito, 212 casos más que los 150 contabilizados en todo el año 2009. Se trata de un incremento de más del 100%, según registros de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ).
Pero a pesar de lo alarmante de la cifra, esta no refleja la verdadera magnitud de un problema que, de acuerdo con ejecutivos de la Asociación Bancaria de Panamá (ABP), se agrava por días.
Solo en 2009, los bancos locales reportaron pérdidas por cerca de cinco millones de dólares. El 80% de estos casos fueron “clonación” o falsificación de tarjetas.
Según los expertos de la ABP, la llamada “cifra negra” –no conocida– en este ilícito es enorme, debido a que casi ninguna de las personas agraviadas denuncia los casos y prefiere esperar a que el seguro le reembolse lo perdido.
No obstante, las empresas aseguradoras han comenzado a pedir a sus clientes copias de las denuncias ante la DIJ, como requisito indispensable para procesar los reembolsos.
En el pasado, la “clonación” de tarjetas de crédito era un delito realizado por colombianos y venezolanos, pero en la actualidad el ilícito es cometido mayoritariamente por panameños.
De acuerdo con la ABP, los restaurantes, gasolineras, hoteles, arrendadoras de carros y casinos son los lugares donde la “clonación” de tarjetas ocurre con más frecuencia.
No pierda de vista su tarjeta
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Es un hecho. De los siete tipos de fraude con tarjetas de crédito que ha logrado identificar la banca, la “clonación” es el de mayor impacto en el país. Además, va en aumento.
En 2009, la Asociación Bancaria de Panamá (ABP) calculó que 80% de los cerca de cinco millones de dólares defraudados a los bancos en el país fue por “clonación” de tarjetas de crédito.
A su vez, cifras internacionales indican que por cada 100 dólares vendidos con tarjetas de crédito en América Latina, 0.03 centésimos se quedan en esas operaciones fraudulentas.
Según la Dirección de Investigación Judicial (DIJ), las denuncias no son proporcionales a la verdadera magnitud del delito, pues muy pocos acuden ante las autoridades o no lo hacen en el tiempo indicado.
La razón de ello, según la ABP, es que la gran mayoría de los tarjetahabientes tiene seguros contra fraudes y prefiere esperar a que estos los compensen.
Manuel Bonome, jefe de la División de Fe Pública de la DIJ, dijo que en 2009 se denunciaron 150 casos y este año van 362, incluyendo fraudes con tarjetas de débito y cajeros automáticos.
Pero, ¿qué significa “clonar” una tarjeta de crédito?, ¿cómo y dónde se hace? y, lo más importante, ¿cómo se evita?
DE VIEJA DATA
Santiago Herrera, coordinador del Comité de Seguridad, Alejandro Melo, miembro de esa misma comisión, y Gerardo Tejeira, coordinador del Comité de Prevención de Fraudes con Tarjetas, todos de la ABP, explicaron de qué se trata este ilícito –que se comete desde hace más de 30 años–y cuál es su alcance actual.
Lo primero que aclararon es que la “clonación” es el tipo de fraude con tarjetas con mayor incidencia en el país.
Le sigue el que se conoce como “uso fraudulento de las cuentas”, que consiste, como su nombre lo dice, en obtener ese número secreto para luego realizar compras por internet o por teléfono.
Por lo general, los delincuentes obtienen los números en los estados de cuenta desechados, en planillas de seguros, en facturas de empresas y otros documentos, a los que agregan el número de la tarjeta y su fecha de vencimiento, obtenidos de la misma forma que los anteriores papeles.
Los otros tipos de fraude con tarjetas de crédito ocurren cuando la tarjeta es robada a la persona, o cuando no la recibe tras solicitar una nueva por vencimiento o deterioro.
También puede pasar que el defraudador pida una tarjeta con datos falsos y después de usarla no pague el consumo; o que se apodere de los datos financieros del tarjetahabiente y robe su identidad para interceptar algunas de sus tarjetas.
DE PESCA
Todas las modalidades de “clonación” de tarjetas de crédito utilizan un aparato conocido como skimmer –“pescadoras”– que graba la información de la banda magnética: número de cuenta, cédula, entre otros.
Las pescadoras han evolucionado. Años atrás solo podían leer un número determinado de tarjetas y copiar parte de la información de la banda. Además, eran tan grandes como un control de televisión. Hoy graban miles de combinaciones con toda la información de la banda y son más pequeñas.
Después de que el defraudador “raspa” la tarjeta y copia la información de la banda, descarga esos datos en una computadora y los edita para cambiar la identidad del cliente, su número de cédula y otros dígitos de seguridad. El número de cuenta queda intacto.
Más tarde, la información editada es pasada a una nueva tarjeta, que puede estar en blanco o no.
Según explicó Herrera, los plásticos en blanco son comprados por internet, pero obligan al defraudador a tener cómplices en los comercios.
Por ello, las organizaciones delictivas usan como base para los “clones” tarjetas con los colores y logotipos de bancos reconocidos, pero que han sido desechadas por estar vencidas, porque se han extraviado o porque han sido robadas.
MODERNIDAD
Hoy en día suceden tres cosas que no ocurrían en el pasado. Lo primero es que de una misma cuenta son sacados varios “clones” o varias tarjetas “clonadas”.
Lo segundo es que los consumos con las tarjetas falsificadas ya no se realizan solo en el extranjero; ahora también tienen lugar en el país, lo que dificulta las investigaciones porque podría parecer una compra usual.
Y lo tercero es que el ilícito ya no solo es cometido por delincuentes colombianos y venezolanos, como en el pasado, sino que ahora se han sumado los panameños a la actividad.
De acuerdo con registros de la ABP, los comercios en los que más se clonan tarjetas de crédito son los restaurantes, estaciones de servicio, hoteles, arrendadoras de vehículos y casinos.
Según Melo, el 99.9% de los casos la clonación es realizada por algún empleado deshonesto, por lo que no se puede señalar a los propietarios de los locales.
Algunas cifras no confirmadas indican que un salonero puede llegar a recibir hasta 25 dólares por cada tarjeta que “clone”, pero si es descubierto de seguro pagará condenas de prisión que van de cuatro a 10 años, según el Código Penal vigente.
Pero aunque los dueños de los locales donde ocurren los hechos no están involucrados, los bancos llaman su atención y los exhortan a tener mayor control sobre sus empleados. Incluso, dijo Tejeira, se han tomado medidas como el retiro de los puntos electrónicos de venta en comercios reincidentes.
De hecho, la banca prevé suscribir una suerte de “pacto de caballeros” que implicará la confección de una lista de “comercios dudosos”, y si una entidad le quita el punto de venta a un comercio en particular, los demás también lo harán.
DENUNCIA OBLIGATORIA
Y como quiera que la denuncia de los casos ante la autoridad es crucial para la persecución del ilícito, las empresas aseguradoras han comenzado a exigir a sus clientes copia de ese trámite para pagar los reembolsos.
Para Herrera, no solo es importante que se denuncien los casos y se castigue a los responsables, sino que además las personas y los bancos deben tomar conciencia de la magnitud del problema para que adopten medidas de prevención (ver infografía).
Instó a la banca a cumplir los artículos 44 y 45 de la Ley 81 del 31 de diciembre de 2009, que regulan el uso de tarjetas de crédito y débito.
Asimismo, exhortó a los comercios a capacitar mejor a su personal, sin importar cuán alta sea su rotación, para que verifiquen que en toda transacción con tarjeta de crédito los números troquelados coincidan con los que quedan impresos en el recibo. Además, se deben verificar si la firma de la tarjeta coincide con la de otro documento de identidad de la persona.
“Este es un delito en el que es relativamente fácil atrapar al responsable, porque en su ejecución deja muchos indicios, pero no se está persiguiendo porque casi nadie lo denuncia”, dijo.
EL FUTURO
Tejeira anunció que pronto comenzará una campaña nacional para que el “banco sea llevado a su mesa”; es decir, para que se ponga en operación la mayor cantidad posible de puntos de venta inalámbricos, de modo que el tarjetahabiente nunca pierda de vista su tarjeta, que es la mejor forma de evitar que se la “clonen”.
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