Monday, June 16, 2008
Cómo pasar un gato entre tres perros
Gerardo Berroa Loo
gberroa@estrelladepanama.com
Harley Mitchell llegó a la Corte de la mano del presidente Martín Torrijos. Empero, de todos es sabido también que aunque Torrijos lo nombró, no es un incondicional del Ejecutivo, ya que su trayectoria en la Asamblea Nacional lo ha consagrado como interlocutor de distintos sectores políticos, incluso no solo dentro del propio Partido Revolucionario Democrático (PRD), sino de los partidos de la oposición.
Mitchell ha empezado a ganarse a pulso a todos los sectores de la sociedad. Desde el embajador estadounidense William Eaton, hasta abogados pocos acostumbrados a exaltar a un presidente de la Corte en particular, tienen palabras elogiosas para el nuevo timonel del Órgano Judicial.
¿Pero puede mejorar la justicia con Mitchell? Esa es la pregunta del millón. En el tablero están varios aspectos que considerar.
Cuestionamientos por la “mora judicial”, inseguridad jurídica, compra de jueces, aspectos que se encierran en dos palabras: ineficiencia y corrupción. A esto se suma la falta de un presupuesto y la escasez de personal capacitado y bien remunerado.
Con esos arrastres históricos, Mitchell tiene que empezar a hacer sus jugadas, porque está en un “momentum” histórico que difícilmente se conjuga en el tiempo: tiene aceptación pública, hay receptividad para cambios y el mandato presidencial está por concluir; pero no hay duda que es uno de los retos más difíciles. Es algo así como que un gato pase entre tres perros sin que los canes se inmuten.
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