Saturday, November 29, 2008

Torrijos pierde puntos




Eliana morales
emorales@prensa.com

La mayoría de los panameños –el 52.2%– considera que el presidente, Martín Torrijos, realiza una gestión deficiente. La labor de su gobierno también es mal evaluada, ya que el 76.2%, piensa que es regular, mala o muy mala.

Así lo revela la última encuesta nacional encargada por este diario a la firma Unimer –aplicada entre el 14 y el 19 de noviembre– a mil 210 adultos, y con un margen de error del 2.8%.

El 46.1% de los entrevistados dice que la gestión de Torrijos es buena o excelente y el 22.8% de los encuestados piensa que el equipo de gobierno que acompaña al mandatario realiza una gestión buena o excelente.

A lo largo de su gestión, y en diversas encuestas, Torrijos había salido bien librado, pese a que su equipo de gobierno –con pocas excepciones– era mal calificado.

En la edición de mañana, La Prensa publicará los resultados de la intención de voto presidencial, a tres días de que el Tribunal Electoral haga la convocatoria formal –el próximo miércoles 3 de diciembre– para la contienda electoral del 3 de mayo de 2009.

Imagen del Gobierno afecta al Presidente

Noviembre sigue dándole malas noticias al presidente de la República, Martín Torrijos Espino. Según una encuesta realizada por Unimer para La Prensa, solo el 46.1% de la población apoya su gestión.

Mientras que el 52.2% dice que es mala o muy mala.

La encuesta, que se aplicó del 14 al 19 de noviembre pasado a mil 210 personas en todas las provincias del país, con excepción de Darién y las comarcas indígenas, refleja que el 42.8% de los entrevistados evalúa el trabajo del mandatario como bueno, y solo el 3.3%, dice que es excelente.

GOBIERNO, MAL EVALUADO

La pérdida de popularidad de Torrijos va de la mano con la percepción negativa que tiene el pueblo de su equipo de trabajo. El 22.8% de los encuestados calificó la labor de su Gabinete como buena o excelente, mientras que el 76.2% señala que es regular, mala o muy mala.

De hecho, la encuesta se realizó justamente en el período en que el Presidente hizo un nuevo ajuste en su Gabinete. El lunes 17 de noviembre, la Presidencia anunció que el ex ministro de Gobierno y Justicia Daniel Delgado Diamante, quien estaba a escasos cinco días de retornar de la licencia a la que se acogió en medio del escándalo por la muerte del cabo Andrés García, sería reemplazado por el entonces ministro de la Presidencia, Dilio Arcia. También hizo cambios en los titulares de los ministerios de la Presidencia, Desarrollo Agropecuario y Comercio e Industrias.

Pero las tormentas en el seno del gobierno de Torrijos habían alcanzado su clímax el 3 de noviembre, cuando Panamá celebraba 105 años de su separación de Colombia. Ese día, el alcalde capitalino, Juan Carlos Navarro, responsabilizó a Martín Torrijos por la inseguridad que se vive en las calles del país.

Ocho días después, cuando los capitalinos celebraban los desfiles en conmemoración del grito de independencia de La Villa de Los Santos, Navarro volvió a culpar al Presidente de la inseguridad en el país. Y fue más allá al advertir que si Balbina Herrera perdía las elecciones de mayo de 2009, Torrijos sería el responsable. Esta situación dejó en evidencia las divisiones en las entrañas del partido oficialista.

BALAS QUE MATAN

Al mismo tiempo la sociedad reclamaba, de parte del mandatario, más acciones para paliar la violencia en las calles. Por esos días, los titulares de los noticieros registraban los constantes asesinatos de agentes de seguridad en diferentes puntos del país.

La investigación de Unimer deja en evidencia, además, que ese 46.1% de popularidad que tiene el mandatario es una de las calificaciones más bajas que los panameños le han dado a su trabajo.

En octubre, cuando Unimer midió la popularidad del Presidente –entre el 1 y 6 de ese mes–, el 47.7% de los panameños aprobaba la gestión de Torrijos. Pero ya en mayo de este año, la misma encuestadora reflejó el final de la luna de miel entre el Presidente y sus seguidores, al revelar que el 61% de los panameños tenía una mala imagen de su gestión.

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