Wednesday, June 30, 2010

REFORMA TRIBUTARIA DEJA SIN RESOLVER INEFICIENCIA TRIBUTARIA Y DESIGUALDAD SOCIAL

ANÁLISIS DEL CAMBIO DE IMPUESTOS

VÍCTOR HERRERA
mf@prensa.com

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MCT

Las reformas tributarias que se realizan con cada nueva administración reflejan posiblemente las consecuencias de un Estado fallido en esta materia, pues aún no se ha logrado establecer una estructura tributaria eficiente y eficaz para conseguir la mayor equidad, mayor eficiencia en la recaudación y que logre estimular la inversión productiva y el empleo en condiciones decentes.

No ha sido posible todavía alcanzar una simplificación y racionalización de la base tributaria que no termine siendo regresiva, como en el caso del impuesto sobre la renta y que por el contrario predomine un enfoque de responsabilidad fiscal, con relación a los sectores que más ganan, que realmente modifique estructuralmente las actuales desigualdades sectoriales y regionales.

Más allá de estos preceptos, esta problemática es también el reflejo de la escasa articulación de las políticas públicas con fundamento en sus ejes transversales, en adición a focalizar el gasto o inversión social donde la misma tenga mayor retorno.

El caso de la educación, por ejemplo, nos recuerda la mala focalización de los recursos, caracterizada por retornos estancados desde hace décadas y que hoy día Panamá sigue teniendo la misma tasa general del 13%, similar a la del año 1979, cuando para esa época Colombia y Costa Rica tenían retornos generales del 18.6% y 16.8%, respectivamente (Herrera-Madrid 2004).

De hecho, la tasa de retorno del ingreso laboral por años de educación pasó de 11.7% en 2001 a 10.3% en 2007 (Cepal-2008), dejando en claro un fuerte retroceso del retorno del gasto social en este componente, siendo uno de los mayores problemas la culminación del ciclo escolar en el nivel primario y secundario, más allá de centrarse solo en la cobertura.

Objetivos del milenio pendientes

Peor aún, el uso de los recursos derivados de esta reforma seguirá siendo puramente asistencialista y con bajo retorno social.

No se podrán percibir avances significativos en materia de salud, trabajo y seguridad social, educación y vivienda, en los cuales se han focalizado metas con indicadores de línea base, respecto de los Objetivos para el Desarrollo del Milenio y reducir las grandes desigualdades sectoriales y regionales.

Con el fin de matizar este aspecto, por ejemplo, las provincias de Panamá (67.1%) y Colón (15.7%) en conjunto, concentran el 82.8% del producto interno bruto (PIB) nacional.

Empero, Colón sigue siendo una de las provincias con los peores indicadores de pobreza urbana y desarrollo comunitario.

Por el contrario, la provincia de Chiriquí concentra el 6.9% del PIB nacional, con una mayor participación hacia el sector primario, al concentrar el 38% del mismo en el ámbito nacional y con serios problemas de pobreza rural.

En otro ámbito, el sector primario concentra un 5.5% del PIB, y con relación al empleo tiene el 18%, indicando una desigual capacidad distributiva, respecto de la industria, comercio y servicios.

De hecho, las ocupaciones con mayor demanda nacional, son las de menor perfil de capital humano.

Como resultado de lo anterior, el 10% de los asalariados más ricos concentra más del 40% de la masa salarial o el 20% más rico concentra más del 50% de la misma, indicando la desproporcionada distribución de los salarios en el ámbito nacional y siendo prueba de las desigualdades mencionadas.

Recaudación y grado de inversión

Por ende, la reforma tributaria, establecida sobre la base de las llamadas políticas de rentas, no puede modificar esta desigualdad estructural, simplemente aumentando la capacidad de gasto, al reducir o simplificar la base tributaria, la cual es neutralizada por el incremento en el impuesto tributario de bienes muebles y servicios (Itbms) del 5% al 7%.

Sólo se busca en el fondo aumentar la recaudación y el grado de inversión, en ausencia de una política económica estructuralmente diseñada para reducir la brecha social.

Por consiguiente, el problema de fondo no es poner más dinero en términos nominales a disposición de la gente como se pretende, pero con los mismos salarios nominales, sino que la cuestión central es que estas políticas de rentas tienen efecto neutro, y no resuelven por sí solas el problema estructural de la desigualdad distributiva.

En adición a lo anterior, hay que considerar los efectos inflacionarios resultantes del incremento en el Itbms, mientras que por otro lado la presión tributaria salarial subyacente estaría aumentando de 1.8% a 2.5% en promedio, teniendo mayor incidencia sobre las familias con menor perfil socioeconómico.

Es por ello que con relación al incremento de los impuestos al consumo, es importante tener en cuenta, que por su naturaleza son regresivos, dado que son de base fija, como por ejemplo, respecto del Itbms (conocido como IVA en otras latitudes).

Al ser impuestos de caja única entran al fondo común y se requiere establecer prioridades de gasto debidamente focalizadas y medibles con indicadores de línea base, especialmente con relación al gasto social, dados sus problemas de traslación focalizada.

El objetivo de la reforma tributaria como hasta ahora ha sido en las distintas administraciones, no solo debe buscar el equilibrio macroeconómico, alcanzando el grado de inversión de manera frenética (dado por las calificadoras de riesgo), sino que también se refleje en el mejoramiento de la calidad de vida y desarrollo social, hasta ahora con resultados casi imperceptibles en nuestro país.

Por esta razón si el objeto de esta reforma tributaria es la de impulsar el desarrollo social, ello implica que dicha política tenga objetivos cónsonos con el uso de los recursos, que en principio se espera destinar a raíz del incremento en el Itbms, y que al final de cuentas no se derive del llamado, perverso y regresivo “efecto cascada” hacia las capas pauperizadas, sino que por el contrario exista una canalización programada de recursos, con resultados medibles, y que podamos pasar de los enfoques asistencial y de protección social, a los enfoques de derechos y de garantías en materia de desarrollo social.

Amanecerá y veremos.

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