Saturday, June 5, 2010

Recorte de gastos

Anahil Trómpiz Torres

Mujeres y hombres, profesionales y hasta estudiantes, confiesan qué han recortado de su presupuesto para poder cubrir sus necesidades.

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“Vivo bajo presupuesto”. Esta es una frase que suele escucharse entre los panameños y quizás adquiera más popularidad a partir del 1 de julio, cuando entre en vigencia el nuevo impuesto de bienes y servicio (Itbms) que pasará del 5% al 7%.

El aumento en los precios de algunos productos y servicios ha afectado el bolsillo de muchos panameños, indistintamente de su salario, condición social o preparación académica. Es por ello que mujeres y hombres, jóvenes y adultos, han tenido que recortar ciertos gastos de su presupuesto de acuerdo a sus gustos, necesidades y posibilidades económicas.

Menos salidas, pocos paseos. Ir a comer a restaurantes ya no es tan frecuente para Doris Díaz. Esta educadora y madre de un hijo confiesa que “desde que comenzaron las alzas [en los precios]” ya no puede darse ciertos gustos en la comida como solía hacerlo antes.

“En la propia alimentación tuve que hacer ajustes. Ya no puedo darme esos gusticos tipo gourmet. Antes me los daba con frecuencia, me encantaba ir a comer a restaurantes con mi hijo, ahora salir a comer a estos lugares se ha vuelto más esporádico”, admite.

Pero lo que más le ha costado reducir a Díaz son los constantes viajes a Chitré para visitar a su familia. “Viajaba al interior varias veces al mes. Ahora con el alza de la gasolina y la canasta básica, sólo viajo una vez al mes o cada dos meses, para poder tener un presupuesto que se ajuste a otras necesidades que tengo que cubrir”.

Para Estivenson Girón, profesor universitario de economía, salir en las noches o los fines de semana no son actividades primordiales, por lo que pudieran disminuirse sin problemas si se desea hacer un ajuste en el presupuesto.

“Si tuviera que prescindir de algunos servicios, sacrificaría aquellos eventos que, a pesar de estar incluidos en la vida diaria de una persona, uno puede seguir funcionando sin ellos, como por ejemplo ir a la playa o las cenas fuera de casa. Son salidas no necesarias”, opina.

Aunque para algunos sea un hobby y les ayude a desestresarse, hay quienes deciden por un tiempo suspender sus salidas nocturnas o al cine para ahorrar dinero o solventar cuentas pendientes.

Amado Dickert, estudiante de diseño gráfico, ha optado por esta alternativa, incluso comenta que a veces se abstiene de comprar tarjetas prepagadas para el saldo de su teléfono celular.

“Suprimo los gastos que no sean necesarios, no compro lo que no necesito”, expresa el joven de 21 años, quien señala que siempre trata de usar transporte público en vez de taxi.

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Para manejar de manera adecuada un presupuesto se deben priorizar los servicios y productos que realmente se necesiten. ICP/Otherimages
Ropa y accesorios. La adquisición de ciertos artículos también puede posponerse si se desea ahorrar. Martín e Isis* decidieron recortar gastos comprando vestimenta sólo cuando es realmente necesaria. “Nos abstenemos de comprar ropa, zapatos o cualquier accesorio que no necesitemos de verdad, sólo cuando haga falta”, manifiesta Isis, sin dejar de resaltar que los consumidores “tenemos que aprender a comprar de forma inteligente”.

Esta medida fue similar a la aplicada por Díaz, quien revela que tuvo que reducir la compra de ropa. “Las previsiones se hicieron en muchas áreas, por ejemplo, hemos tenido que hacer ajustes en la vestimenta, ya no renuevo con tanta frecuencia mi ropa o la de mi hijo”, agrega.

Un poco en todas las áreas. Antes de abrir su empresa hace dos años, Pilly Rodríguez tuvo que privarse de algunos servicios y productos para lograr su proyecto. Sin titubear, menciona que en ese entonces prescindió de la televisión por cable y disminuyó las comidas rápidas o a domicilio y las salidas a restaurantes.

“Dejé de hacer cosas que no eran necesarias para poder afrontar los compromisos bancarios que ya había adquirido, como la letra de mi nuevo apartamento. Entonces, por ejemplo, me llevaba almuerzo de mi casa [al trabajo], iba al cine solamente cuando había una película extremadamente buena para mi gusto –y no solo por ir–, la compra de ropa era mensual y solamente usaba el carro cuando iba a citas de trabajo, el gimnasio, las tarjetas de crédito se cancelaron y cerraron, al igual que la Clave y la chequera”, expresa la relacionista pública.

Apagando luces. Aristides Hernández, economista y presidente de Latin Consulting, enfatiza que el ahorro en el consumo de electricidad puede ser una medida efectiva a la hora de hacer algún recorte en el presupuesto familiar.

Por ejemplo, Martín e Isis, padres de tres hijos en edad escolar, aplican esta alternativa. El único aire acondicionado que tienen en casa sólo se enciende cuando es estrictamente necesario. “Cuando queremos reducir la cuenta de luz no se usa el aire acondicionado o reducimos su uso a una noche a la semana, cuando haga mucho calor. Esa medida se cumple al menos durante todo un mes”, expone Martín.

Distancias cortas, menos gasolina. Elegir un supermercado por su calidad y buenas ofertas sería una buena opción si se quiere manejar con cuidado un presupuesto. Pero para escoger el que mejor se adapte al bolsillo es válido también tomar en cuenta la distancia que se debe recorrer.

“Antes comprábamos la carne en otro lugar donde salía más barato, pero quedaba muy lejos. Ahora la compramos en un supermercado más cerca y nos ahorramos tanto gasolina como tiempo, porque tardábamos mucho en llegar por el tranque”, declara Martín.

Esta regla se aplica de igual forma cuando desean pasear con sus niños. “Procuramos no tener que movernos largas distancias por la gasolina. Si queremos salir a un centro comercial para pasear con los niños, vamos al que esté más cerca”, responde su esposa Isis.

Servicio doméstico. Para muchas mujeres profesionales, prescindir del servicio doméstico sería un gran sacrificio. Rodríguez recuerda que restringió este servicio a una vez por semana para mejorar su presupuesto cuando decidió abrir su empresa.

Por su parte, en el hogar de Isis suelen contar, al menos dos veces a la semana, con la ayuda de una señora para la limpieza de la casa, sin embargo, dice que de ser necesario, lo reducirían a solo un día o simplemente le pedirían que no vaya por esa semana.

No se tocan las prioridades. Lo que es primordial para uno es irrelevante para otros, y es por eso que el presupuesto de cada persona varía de acuerdo a su estilo de vida, profesión y necesidades.

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Elegir un supermercado cerca de casa que tenga buenas ofertas sería una alternativa para ahorrar gasolina y tiempo. ICP/Otherimages
Doris Díaz manifiesta que uno de los aspectos de los que no se priva en su hogar son los estudios y la compra de libros. Actualmente ella cursa una maestría en relaciones internacionales, mientras su hijo de 24 años estudia medicina.

“Los estudios son bastante costosos, pero son muy importantes para nosotros. Podemos dejar de ir al cine o de viajar al interior, pero no de comprar los libros que necesitamos. La formación académica y la alimentación –excluidas las esquisiteses–, son dos cosas que no se tocan en la casa”.

La educación también es prioridad para Martín. Detalla que mientras le sea posible económicamente, mantendrá a sus tres hijos en una escuela privada.

Aclara además que tampoco prescindirá de la televisión por cable –ya que le sirve de entretenimiento a sus niños–, ni de la internet. “Con la internet puedo trabajar desde mi casa. En la noche, un domingo, por ejemplo, puedo publicar en la red el contenido del curso para mis estudiantes sin tener que salir de mi casa”, acota el docente.

Díaz precisa que hasta ahora le ha funcionado llevar su vida bajo un presupuesto, por eso considera relevante que las personas, antes de gastar, sepan qué es prioritario en su vida, no para el momento, sino para los meses o años venideros. “Mis gastos están muy bien definidos: agua, luz, teléfono. La educación para mí es una inversión, será un gasto hoy pero en el futuro tendré mis recompensas, quizás un mejor salario y una mejor calidad de vida”.

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