Aristides Cajar Páez
acajar@prensa.com
No era sal. No era otra sustancia. Era hielo. Agua congelada. La búsqueda no había sido en vano. Los científicos del proyecto Phoenix Mars Lander tenían su primera gran recompensa, tras más de 10 meses de larga espera, un viaje de 679 millones de kilómetros y una inversión de 420 millones de dólares.
La noticia del hallazgo realizado por la sonda robótica en la superficie de Marte, divulgada el viernes pasado, era la confirmación de las teorías y los cálculos que habían servido para justificar, en medio del escepticismo, una misión de alto riesgo, precedida por la sombra del fracaso, y de cuya suerte dependía el futuro de la exploración al planeta rojo y los nuevos planes de la Agencia Nacional para el Aire y el Espacio de Estados Unidos (NASA).
Phoenix (Fénix) era, por lo tanto, un nombre bastante apto para la misión.
LA MISIÓN
El descenso en los polos marcianos se había convertido en una obsesión para los científicos luego de que en 2002, la nave Mars Odyssey detectara extensos mantos de hielo bajo la superficie en estas regiones del planeta rojo. Era preciso verificar esto en el terreno. Pero una sombra fantasmal parecía oponerse a tal esfuerzo.
En septiembre de 1999 la sonda espacial Mars Climate Orbiter se estrelló contra el planeta debido a un error de navegación provocado por una confusión de los técnicos que mezclaron unidades de medida del sistema métrico decimal con las del sistema inglés.
Pocos meses después, otro vehículo de la NASA, el Mars Polar Lander (MPL), se extravió cerca del polo sur de Marte. Luego vendría el descubrimiento del Odyssey, que no contemplaba descenso y que aumentó la presión. La NASA no podía permitirse perder otra misión.
Por tal razón, en agosto de 2003 la NASA seleccionó a la Universidad de Arizona para que pusiera en marcha la primera misión de su programa Scout, un conjunto de misiones de bajo presupuesto diseñadas para aprovechar los aportes del mundo académico y así abaratar costos.
De esta forma la Universidad de Arizona completó su proyecto. La sonda fue lanzada el 4 de agosto de 2007 en un cohete Delta II desde Cabo Cañaveral, Florida.
Sería la primera sonda que realizaría el aterrizaje con cohetes de retropropulsión y no con cojines anti impacto desde 1976. Su llegada al planeta rojo tuvo lugar el pasado 25 de mayo.
EL HALLAZGO
“Siento un gran orgullo y alegría al anunciar que hemos encontrado la prueba que hemos estado buscando de que es realmente agua helada y no algún otro material”, dijo el principal investigador de la misión, Peter Smith.
El martes pasado, la sonda había descubierto varios dados blancos cuando cavaba en el suelo, aunque la NASA fue cauta antes de anunciar que fuera hielo porque existía la posibilidad de que fuera sal.
Sin embargo una secuencia de imágenes mostró que los casi ocho dados desaparecían lentamente, confirmando para los científicos que era agua helada.
“Fue simplemente convincente”, dijo Smith.
Crónicas marcianas, la literatura va al espacio
La Phoenix Mars Lander no solo lleva sus minilaboratorios de análisis científicos al planeta rojo. Allí también viaja el legado literario terrícola de quienes han sido inspirados por su misterioso vecino del espacio.
La sonda lleva consigo un mini DVD llamado “The Phoenix DVD”, diseñado por la Sociedad Planetaria. El contenido multimedia se denomina Visiones de Marte y lo componen, entre otros, una colección de literatura sobre Marte, incluyendo la obra de H. G. Wells La guerra de los mundos junto con la histórica transmisión de radio de Orson Welles, los mapas realizados por Percival Lowell sobre los canales de Marte, Crónicas Marcianas de Ray Bradbury y Marte verde de Kim Stanley Robinson.
También contiene mensajes dirigidos a los futuros exploradores y colonizadores de Marte de parte de Carl Sagan y Arthur C. Clarke. A finales de 2006, la sociedad Planetaria reunió un cuarto de millón de nombres de personas que lo solicitaron en su sitio web y los incluyó en el disco.
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