Monday, February 18, 2008

Necesitamos reciclar en Panamá


Rodrigo Mejía-Andrión
negocios@prensa.com

OPINIÓN. Por gentil comunicación del Grupo de Parques Nacionales me enteré - con gran agrado - del programa de reciclaje que se ha iniciado dentro del parque Omar. Allí han colocado cuatro recipientes grandes, cada uno de los cuales tiene un letrero que indica lo que debe depositarse adentro: papel, vidrio, plásticos y latas.

La basura nos inunda y esto es algo que deberíamos haber hecho desde hace mucho tiempo para ponernos, por lo menos, a la altura de países del área. Cabe recordar que con la invasión del país de diciembre de 1989, llegó al cargo de Director del Departamento de Aseo el arquitecto Julio Rovi, distinguido e ingenioso profesor de la Facultad de Arquitectura, incansable investigador de los modelos de construcción más prácticos y económicos que uno pueda imaginar. Su más importante decisión fue la de emprender un plan de reciclaje de los materiales que estábamos desechando. Todos recordaremos que con la invasión y el consiguiente saqueo que sufrió la ciudad, se reunieron cantidades gigantescas de basura que solo después de la reconstitución de la fuerza pública como policía nacional pudo emprenderse su recolección, con un desgastado y menguado equipo vehicular. Paralelamente, el arquitecto Rovi inició un programa de reciclaje que comenzó con los niños de primaria y fue ganando espacio, impulsando a los padres a contribuir con el proyecto.

Esta acción permitió que diferentes aulas de escuelas primarias compraran abanicos y otros artículos necesarios con la venta de los materiales recogidos. Rovi fue finalmente sacado de su cargo porque, según opiniones de los comunicadores, hablaba más del reciclaje que de la recolección de basura y la comunidad creía que, por ello, no se recogía la basura con eficiencia y prontitud. Hace más de un año conté que le había escrito un mensaje a Ricardo Martinelli en la computadora que mantiene abierta en el supermercado de Punta Pacífica, proponiéndole que iniciara este proceso para beneficio del país. Hoy que Martinelli se encuentra en plena campaña política, me extraña que no haya iniciado este plan. Por este medio lo exhorto públicamente a que ponga en ejecución una fórmula de reciclaje, colocando en el exterior de sus supermercados cuatro o cinco recipientes grandes, con letreros que indiquen lo que debe ser depositado adentro.

Esta sencilla acción despertaría grandes simpatías en la comunidad, lo que busca con ansia todo político con aspiraciones, especialmente si lo que pretende alcanzar es la Presidencia de su país.Soy de opinión que todo candidato a la Presidencia debería contemplar dentro de sus planes de trabajo, el establecimiento de un plan nacional de reciclaje que se iniciara con un programa de educación con los maestros, mediante la exposición de técnicos en la materia, que los convenzan de los enormes beneficios que ello traería al país, especialmente por la reducción de las enormes cantidades de basura que se producen en el país. Otra decisión que ayudaría a disminuir la basura acumulada en nuestras calles sería la de no cobrar por depositar basura en los vertederos del país.

He visto camiones cargados de chatarras diversas, depositándolas en lotes de las afueras de la ciudad. Estoy seguro de que toda la basura que se acumula en los lotes vacíos de la ciudad, cuando se paga a camiones que se dedican a recoger todo lo que requiere ser retirado, ese material de desperdicio no llega al vertedero de la ciudad, sino que es llevado a áreas de las afueras, donde se descarga impunemente.

Ello significa sólo el traslado de basura, no su recolección. Igualmente conveniente es lo que nos explicó a un grupo de funcionarios nacionales y municipales, en un almuerzo donde estuvo la Ministra de Vivienda y el Alcalde capitalino, el mundialmente famoso, varias veces alcalde de la ciudad de Curitiba Jaime Lerner, de pagar a los pordioseros por recoger la basura en lugares de difícil acceso para el equipo, y llevarla al vertedero. Son fórmulas excelentes que deberíamos aplicar. Copiemos lo bueno, ya que copiamos demasiado lo que no lo es.

El autor es arquitecto y asesor de bienes raíces.

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