Por: Alberto E. Fadul N.
En nuestro país, expuesto al histórico y pertinaz clientelismo político, el voto de castigo continúa mostrando el confort de los votantes por un método ilógico y anacrónico para elegir a quienes regirán los destinos de la patria de quinquenio en quinquenio.
Ha llegado el momento de que con toda seriedad nos encaminemos en la dirección de insistir y reclamar a los partidos políticos, la imperiosa necesidad que tiene la ciudadanía de contar con planteamientos serios y objetivos, acompañados de planes y propuestas concretas, con una visión y misión de objetivos a corto, mediano y largo plazo, que nos permita escoger el mandatario que conviene a la nación. De lo contrario, continuaremos sometidos a la burla de partidos políticos, que poco o nada les importa el devenir de nuestro país; más de lo mismo.
Mientras lo expresado no ocurra y los políticos no sientan las presiones relativas a ésta urgente necesidad, continuaremos por los senderos cáusticos de la corrupción, la impunidad garantizada, un crecimiento económico cosmético para satisfacción de pocos e insatisfacción de muchos, con el flagelo de una pobreza que no logra amainar y que cada día agranda la brecha social.
Las ofertas que por ahí se escuchan, no son más que cantos de sirena; dónde queda la modernización del sistema educativo, base fundamental del desarrollo, la sostenibilidad de nuestro agro frente a los retos de la globalización, el desarrollo del sector eléctrico con energías alternas, el suministro de agua potable costeable a nivel nacional, un sistema de transporte público decente, que mejore la calidad de vida de los usuarios, una oferta de salud pública moderna con medicamentos accesibles, un programa de desarrollo habitacional que acabe con la marginalidad y sus lacras.
Podríamos seguir pues la lista es larga, ésta es tan sólo una muestra, pero bien nos sirve para que aquéllos que pretenden ser electos en el 2009 se pronuncien y sobre todo le digan al elector cómo pretenden cumplir, en el corto, mediano y largo plazo, de no hacerlo será más de lo mismo. Esta es la oportunidad de cuestionar a quienes pretenden nuestro voto, las necesidades de nuestro país son imperativas y abundantes, no demos paso a lo usual y acostumbrado: el clientelismo político, con la vaga esperanza de canonjías; basta ya, hagamos que nuestro voto cuente para el cambio, no para el castigo de los incapaces que no quisieron hacerlo.
¿Se atreverán los partidos políticos pretendientes a dejar el populismo y la demagogia a un lado? ¿Dejarán de fastidiarnos con sus reyertas ínter partidistas cargadas de personalismo? ¿Mirarán al futuro y dejarán de ahogarnos en las ciénagas del capricho crítico de lo actuado o no por los gobiernos pasados y el de turno?
Estaremos observando con interés el proceso de elecciones primarias de los dos partidos mayoritarios que ya cuentan con dos o más potenciales aspirantes a la Presidencia de la República; no que sea muy complicado el proceso de selección, el “matraqueo” es el mismo de siempre. Pero, qué proponen éstos pre-candidatos?, observemos y analicemos, no queremos más de lo mismo.
Más interesante aún será observar la decisión de los partidos pequeños de la oposición. Con ello sabremos quienes, realmente, son oposicionistas al partido oficialista y si dejarán a un lado sus personalísimos intereses, en búsqueda de una unión opositora con alguna oportunidad de triunfo. Hoy día, ya no convencen las agenditas de partiditos con egos gigantes, cuya participación electorera simplemente se impone para dividir los votantes inclinando la balanza, con fines clientelistas, a favor de quienes les impulsan al señalado objetivo.
Considero que el mejor escenario para nuestros electores es el de una campaña política presidencialista entre dos candidaturas sólidas; ello forzaría a ambos candidatos a dejar a un lado el populismo, la demagogia y al mero criticar al que estamos acostumbrados, así como al cúmulo de promesas vacías de contenido cierto y alcanzable, por una campaña de propuestas realistas y el cómo enfrentar, en el orden que las prioridades requieren, las reales necesidades de un país que ya no resistirá, por mucho más tiempo la agravante desesperanza de un pueblo que clama por la ausencia de oportunidades individuales y colectivas.
Se acabó el tiempo de más de lo mismo, de nosotros depende, hagámonos sentir como independientes, juntos podemos lograrlo, si no, que Dios nos ampare Panamá…