NICANOR ALVARADO DIXON
El ministro votó en La Chorrera, pero aspira a ser alcalde de Panamá. Él desestima líos; opositores los venPANAMÁ. Dobló la papeleta y la depositó en una urna de la escuela El Coco, en La Chorrera, a 35 kilómetros del Instituto Bolívar, en Balboa, donde ahora tiene su residencia.
Guillermo Ferrufino salió contento de la mesa 833, se puso el gorro con la ‘JD’ de José Domingo Arias, y dijo que iban por el triunfo. Que haber ejercido el derecho a elegir a su candidato presidencial en las internas de Cambio Democrático (CD) en La Chorrera no tenía nada que ver con su sueño de ser el próximo alcalde de la ciudad de Panamá.
Sin embargo, la escena abrió ayer un debate legal sobre la posibilidad o no de que Ferrufino, también ministro de Desarrollo Social y diputado chorrerano, pueda postularse en la capital.
Para el expresidente del Tribunal Electoral (TE) Gerardo Solís, Ferrufino está inhabilitado para ir por un puesto fuera de La Chorrera.
‘Hoy Ferrufino demostró que sus relaciones políticas están en La Chorrera’, apuntó el diputado opositor Jorge Alberto Rosas, en el Twitter.
Su colega panameñista Adolfo Valderrama lo secundó: ‘si es así no veo cómo puede ser candidato a alcalde. . . ni pa’ eso?’.
Ferrufino, según registros del Tribunal Electoral, hizo su último cambio de residencia el 30 de abril pasado, a las 12:15 mediodía, horas antes de que venciera el plazo legal. Vive en Albrook.
Sin embargo, el padrón electoral de CD, que cerró el 2 de febrero, señala que debía votar en El Coco.
Aparentemente, explicó el exmagistrado electoral Guillermo Márquez Amado, no debe haber problemas legales de fondo, porque lo de ayer ‘fue una votación presidencial, y en las presidenciales no importa mucho el padrón electoral, contrario a cuando se elige a candidatos para la Alcaldía, a la Asamblea o a representantes’, sostuvo.
De todas maneras, agregó Márquez Amado, ‘la forma en la que lo hizo no fue la más transparente’.
Ferrufino explicó a su salida del centro de votación que había cambiado su residencia por su trabajo como ministro, pero esa, argumenta Márquez Amado, no era razón para modificar sus generalidades electorales.
‘Ahí sí hay un problema. La ley dice que uno no pierde su residencia por razones de trabajo, uno no tiene la residencia en el lugar en el que trabaja’, insistió.
El caso podría llegar al Tribunal Electoral.