ANGEL LÓPEZ GUÍA
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Vivienda. Una de las mayores preocupaciones de un ejecutivo cuando se muda de país es la selección del nuevo hogar.LA PRENSA/David Mesa |
Por delante tienen grandes decisiones que tomar. La compra de una vivienda, el carro y las pólizas de seguros, además de la selección de la escuela para sus dos hijos son tan solo algunas de estas.
Ellos son un buen ejemplo de la dinámica socioeconómica que ha venido experimentando el país durante los últimos años.
La llegada de altos ejecutivos que fueron trasladados por sus empresas — ubicadas en algún punto del continente americano, o del asiático o del europeo— para manejar sus recién inauguradas oficinas en Panamá, o de personas que aunque no tienen definido qué van a hacer, se mudan de la tierra que los vio nacer buscando abrazar una mejor situación económica, son una muestra de esta dinámica.
Por esta razón ahora más que nunca se hace evidente la frase rescatada del refranero popular: “Panamá, crisol de razas”.
Y aunque el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral no tiene aún sus estadísticas actualizadas sobre los permisos de trabajo que fueron entregados a extranjeros en 2010, en el año anterior estos ya iban por los 12 mil 125.
Tomar la determinación de dejar el terruño originario y tener una nueva experiencia en otro país, involucra resolver una serie de detalles que se deben tomar en cuenta para hacer más placentero el cambio y evitando así que este se vuelva una auténtica pesadilla.
El primer asunto a resolver cuando los extranjeros llegan a Panamá es el de los trámites de migración. En el país se han creado varias leyes que permiten la contratación de foráneos en las empresas instaladas en el país.
La Ley 41 de sedes multinacionales, por ejemplo, establece que el trabajador extranjero contratado por las compañías que están bajo este régimen (de sedes multinacionales) tiene derecho a permanecer en el país por un periodo de cinco años y una vez cumplido este tiempo pueden renovar su visa de trabajo.
Bajo esta ley la transnacional Procter & Gamble trasladó de diferentes países a Panamá a 500 ejecutivos, señala Alejandra Cobb, directora asociada de relaciones externas de esta empresa multinacional.
Otra opción para que los extranjeros puedan laborar en el país es a través de la ley del 10%, que permite la incorporación de un trabajador foráneo por cada 10 empleados locales.
Esta opción obliga a que el empleado extranjero gane como mínimo un salario mensual de 850 dólares. Para poder emitir un permiso de residente para cada acompañante (cónyuge e hijos), el extranjero deberá ganar 150 dólares adicionales por cada miembro de su familia que quiera trasladar a Panamá.
Una tercera opción muy utilizada por los extranjeros, comenta el abogado migratorio Alexander HepBurn, es el llamado acuerdo de Marrakech, que permite la estadía legal en el país de un extranjero a través del establecimiento de un negocio.
Esta empresa debe contar con una sede física y debe tener una planilla mínima de tres empleados panameños. El salario del extranjero debe ser de al menos mil dólares mensuales. Por cada acompañante familiar que el nuevo residente desee establecer en Panamá el salario deberá incrementarse en 150 dólares.
Además de la visa de permanencia, los extranjeros también deberán tramitar un permiso de trabajo y un carné de seguro social para evitar multas.
Hogar, dulce hogar
Después de la oficina, el hogar es el segundo lugar donde los ejecutivos pasan más tiempo. Por ello, una selección adecuada de la residencia se convierte en una de las decisiones más trascendentales a tomar.
Si vienen transferidos de una empresa transnacional, por lo general estas firmas cuentan con apartamentos de corta estancia, mientras la familia del trabajador decide el lugar definitivo donde va a residir.
Por el contrario, si el empleado viene de una empresa más pequeña, por lo general se queda en hoteles durante un par de semanas.
“Lo primero que se debe hacer es buscar información con los gremios dedicados a la vivienda como Acobir, Capac o Provivienda”, explica Iván Leguizamón, gerente comercial de esta última asociación.
A diferencia de los panameños que para adquirir una vivienda se les exige un abono inicial de 2%, para los extranjeros este dígito asciende a 30%.
En cuanto a la localización de casa o apartamento, durante los últimos años se han venido presentando tendencias que han definido el mercado.
“Los ejecutivos que trabajan en transnacionales tienden a buscar viviendas en Costa del Este. Los venezolanos están buscando en Clayton o casas nuevas por el área de la vía Tocumen, mientras que los estadounidenses van más hacia las áreas del Canal”, admite.
Luego de seleccionar la vivienda, al momento de solicitar el crédito bancario el ejecutivo debe traer desde su país de origen varios documentos imprescindibles para la aprobación del crédito hipotecario.
Los bancos suelen pedir para estos casos cartas de referencias bancarias, estados de cuenta del exterior, carta de trabajo y dos declaraciones de renta.
Si posee negocio propio, deberá traer además los estados financieros auditados personales y las dos últimas declaraciones de renta de la empresa.
Dinero a salvo
Cuando se llega a Panamá una de las primeras cosas que impresiona a los extranjeros es que a pesar de ser un país de solo 3.5 millones de habitantes, se tienen al menos 47 bancos de licencia general para guardar el dinero. Pero una primera barrera de tiempo se abre cuando el expatriado llega al banco.
Mientras que para un nacional, una cuenta puede abrirse en 30 minutos, en promedio, las instituciones bancarias tardan dos semanas en aprobar una cuenta bancaria para un
extranjero.
Mientras este tiempo transcurre, por lo general los nuevos residentes tienden a utilizar el efectivo que han traído de su país o sus tarjetas de crédito.
Una tercera opción es la solicitud de remesas a través de compañías como Western Union o Money Gram.
Aunque los requisitos varían de acuerdo a cada banco, el abogado Juan Pablo García indica que por lo general para que un extranjero pueda abrir una cuenta bancaria le solicitan copia del pasaporte, carné de migración y dos cartas de referencias bancarias de su país de origen.
Una vez abierta la cuenta, cada banco tiene sus políticas de cobro por transferencias desde y hacia el extranjero. En promedio cada transferencia puede tardar alrededor de cinco a siete días hábiles en concretarse.
Para moverse
Luego de comprobar que el sistema público de transporte era muy complicado para utilizar, Germán, un publicista uruguayo que vino a probar suerte a Panamá, decidió comprar un carro.
Tras hacer un rápido estudio del mercado local se dio cuenta de que entre autos de pasajeros y camionetas suburbanas existen cerca de 40 marcas.
Al igual que a los compradores locales, a los extranjeros que vienen a radicarse en Panamá “les recomendamos que seleccionen compañías que proporcionen el respaldo adecuado, tengan una trayectoria conocida y ofrezcan modelos eficientes en cuanto a consumo de combustible, con precios accesibles, disponibilidad permanente de repuestos y buen mercado de reventa”, explica César Durufour, gerente de venta retail de Ricardo Pérez, distribuidora de la marca Toyota.
Para lograr la aprobación del crédito automotriz de Germán, este experto recomienda traer el detalle de los movimientos de sus cuentas bancarias y referencias de crédito de su país.
Estando ya en Panamá, Germán al igual que otros extranjeros debe buscar preferiblemente un banco que tenga alianza y/o extensión con su institución en su país de origen.
Proteger lo invertido
Instalados en el país, una de las primeras acciones que realizarán los Zamora, una familia mexicana llegada recientemente al país es la compra de varias pólizas de seguro.
Cuando se es residente en un nuevo país lo ideal es adquirir una póliza de hospitalización, otra de incendio (y contenido) para viviendas y otra para su auto, explica Lilia Aguilar de Sanjur, gerente de la sucursal de Seguros Sudamericana de la ciudad de David.
Si tuviera a los Zamora de frente, esta ejecutiva les recomendaría que al momento de adquirir la póliza lo mejor es acudir a un corredor de seguros, quien les explicará los pros y contras de los productos que ofrecen las 27 empresas que operan en el mercado nacional.
En la Asociación Panameña de Aseguradores o en el Colegio Nacional de Productores de Seguros se pueden conseguir los contactos de cientos de corredores de seguros.
Buscando escuela
Una de las mayores preocupaciones de María Eugenia, esposa de Javier, ingeniero mexicano recién llegado a Panamá, es encontrar una escuela para sus dos hijas.
Una amiga le comentó que uno de los colegios que está siendo elegido por las empresas transnacionales para que los hijos de sus ejecutivos estudien es The International School of Panamá (ISP), localizado en la urbanización Cerro Viento.
Con salones que van desde pre kinder hasta el décimo segundo año, a esta escuela van los hijos de los ejecutivos de las empresas Procter and Gamble, Maersk, constructora Norberto Odebrecht y Dell, explica Alida García de Paredes, coordinadora de proyectos especiales de este centro educativo.
Por lo general “a los ejecutivos de las empresas transnacionales los trasladan durante la época de vacaciones de sus hijos en verano (agosto) o en el invierno (diciembre)”.
Conscientes de esta situación, en ISP el periodo escolar comienza dos veces al año: en agosto y en enero.
Además de la adaptación del calendario escolar, otras ventajas que ofrecen las escuelas de este tipo es la adaptabilidad de los maestros a la multiculturalidad de los alumnos, clases en varios idiomas y títulos adicionales al otorgado por el Ministerio de
Educación local.
ISP podría servir de indicador de la creciente llegada de extranjeros al país durante las últimas décadas.
Fundada en una casa de la urbanización La Cresta, la plantilla inicial de estudiantes era de 35 alumnos. Hoy ocupan un terreno que cuenta con cafetería, laboratorios, dos campos de fútbol, piscina, dos gimnasios techados y biblioteca. Tienen una plantilla de 1,042 estudiantes de 40 nacionalidades.
Este plantel se encuentra construyendo un nuevo edificio que albergará nuevos salones de clases y un auditorio. El plan de ampliación tiene un costo de 13 millones de dólares.
Un millón de amigos
Una de las dificultades que tiene Gabriela, una bogotana radicada en Panamá desde hace un par de meses, es lograr un nuevo círculo social.
Al igual que ella, en muchos casos las familias de los ejecutivos pasan largos periodos en casa sin saber qué hacer. Para ellos existe una gama de clubes sociales y deportivos.
Uno de ellos es “Who’s New”, cuyos miembros (todas ellas mujeres) se reúnen dos veces al mes. A la fecha, este club está integrado por 100 socias de múltiples nacionalidades, explica Alma Rosa Gómez, presidenta del club.
“Los primeros martes de cada mes nos reunimos en Sanborns del Centro Comercial Multiplaza. Ese día hacemos la presentación de los nuevos miembros. Por lo general nuestras socias tienen niños pequeños y están buscando hacer amigas. Este es el sitio ideal”, agrega Gómez.
De acuerdo con sus intereses, las miembros del club se han dividido en grupos tales como: club de libros, artesanías, clases de español, cultura, club de vino, y cocina. Para ser miembro solo basta con pagar una mensualidad de 30 dólares.
Otros grupos sociales que hacen vida en el país son los del Club de Damas Colombianas, Damas México-Panameñas, la Asociación Mexicana Águila Real, el Centro Venezolano Panameño y el Panama Dining Club. Si ninguno de estos grupos le llama la atención, coloque su nacionalidad o sus gustos acompañado de las palabras “en Panamá” en la red social Facebook y muy probablemente encontrará un grupo que le interese.
A diferencia de las décadas pasadas, ahora los extranjeros que llegan al país no lo hacen de paso sino para quedarse. Gracias a esta ola migratoria, el aparato productivo local se aceita constantemente. Los expatriados llegaron para quedarse.