José Oterojotero@prensa.com El flagelo de la guerra fratricida que se vive en Colombia entre la denominada “narcoguerrilla” y el ejército de ese país, que lleva casi medio siglo existencia, sigue dejando sus secuelas de sangre, angustia y violación de la soberanía del lado panameño.
Durante el recién finalizado 2008, los medios de comunicación social registraron al menos cuatro enfrentamientos armados entre integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y efectivos de la Policía de Panamá en el territorio nacional, pero se tiene conocimiento, de manera extraoficial, que las incursiones de los irregulares colombianos en pueblos fronterizos panameños fueron más de 20 el año pasado.
Durante el año 2008 la guerrilla colombiana no solo violentó la soberanía panameña al incursionar en poblados de Darién y Kuna Yala con la excusa de resguardarse, esconderse, descansar y alimentarse, sino que inclusive nuevamente se dieron casos de robos, secuestros y privación de libertad.
ATAQUES
El primero de los casos durante el año 2008 ocurrió en febrero, cuando seis guerrilleros de las FARC se enfrentan a la entonces Policía Fronteriza en las costas de Jaqué. Los irregulares fueron capturados y uno quedó herido.
Luego, el 9 de agosto, una columna de 60 hombres armados entró, acampó y se tomó por varias horas el poblado de Bajo Chiquito.
En esta ocasión la policía panameña prefirió no enfrentar a los insurgentes y esperó que estos salieran del poblado indígena, luego de robarse una gran cantidad de alimentos.
Un mes más tarde, otro grupo de las FARC penetró en la oscuridad de la noche a Metetí y secuestró de su residencia, ubicada a unos metros del cuartel central del recién creado el Servicio Nacional de Fronteras (Senafron), al ganadero Alberto González, quien fue rescatado en menos de 24 horas, tras un enfrentamiento armado.
El último de los casos ocurrió el 12 de diciembre, cuando otro grupo de las FARC se tomó por varias horas la población de Manené y obligó a los residentes a cocinarle. Cuando el grupo armado salió del pueblo se enfrentó con una columna del Senafron, lo que dejó un guerrillero herido.
Además de estas incursiones armadas registradas de manera oficial, también han sido denunciadas otras por parte de moradores y autoridades civiles de Darién.
Entre estas últimas se mencionó la presencia de grupos armados colombianos en los poblados de Alto Tuira, Cannan, Boca de Cupe, Vista Alegre, Yepe, Paya entre otros. El Gobierno negó estas afirmaciones.
Sin embargo, como reafirmación de estas denuncias, el propio Ejército colombiano dio a conocer –el 14 de diciembre pasado– que informes de inteligencia militar daban cuenta de que “un grueso grupo de guerrilleros de las FARC se replegaba hacia Panamá y estaba ingresando por los poblados darienitas de Río Chico, Río Yepe, Río Paya, Manené, Río Balsas y La Palma.
Unos meses antes, en julio, el comandante Gilberto alias Becerro, uno de los jefes del Frente 57 de las FARC, que opera en la frontera con Panamá, reconoció a este diario que sus hombres “cruzaban la frontera permanentemente” para descanso, abastecimiento y reagrupamiento.
HISTORIA
El primero de estos hechos ocurrió el 31 de enero de 1993, cuando las FARC secuestraron a los estadounidenses Ricardo Tenenoff, David Mankins y Marchor Rich, integrantes de la misión Nuevas Tribus en Púcuru, cuyo paradero se desconoce hasta ahora.
Luego ocurrió otra serie de incursiones tanto de las FARC, como del desaparecido Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los denominados paramilitares, que inclusive llegaron a destruir un poblado entero como fue el caso de La Bonga en 1995.
Estos ataques han dejado un saldo de al menos 30 muertos, incluyendo tres menores, dos mujeres y siete policías, además otros 26 darienitas heridos.
Con la colaboración de Isabel Castro.
Los nuevos retos para Senafron
El comisionado de la Policía Nacional, Frank Ábrego, jefe del Servicio Nacional de Fronteras (Senafron), señaló que uno de los objetivos principales de este nuevo organismo es velar por la seguridad de los residentes de poblados fronterizos y hacer respetar la soberanía en ese sector. Agregó que para resguardar la seguridad de estos poblados se han creado 59 nuevos puestos de vigilancia y se han reanudado las marchas a pie por trochas y senderos las 24 horas del día.
De igual forma, Ábrego dijo que se está dotando al pie de fuerza (que se calcula es de 5 mil hombres) de nuevos armamentos, equipo de telecomunicación y transporte, principalmente para los que están del lado de la frontera con Colombia.