Ana Teresa Benjamín
abenjami@prensa.com
Elvira Guillén es kuna y su tarea como promotora del Congreso General Kuna (CGK) no es fácil: le toca hablar de sexo a las mujeres y hombres de la comarca indígena.
“En la comarca falta mucha información”, asegura Guillén, y los tabúes y tradiciones culturales complican un poco más las cosas. “Los kunas hablamos muy metafóricamente”, explica la promotora. Por eso, cada vez que necesita hablar de los órganos sexuales, por ejemplo, debe buscar el camino para decir lo que debe sin ofender ni incomodar a quienes la escuchan.
Ocurre, además, que las mujeres tienen escaso acceso a métodos de planificación familiar, y cuando son congregadas para hablarles del tema, todo el recelo histórico de la conquista se manifiesta: “Piensan que lo que queremos es que no nazcan más kunas”, explica Guillén.
En medio de este panorama, el VIH está haciendo estragos. De acuerdo con información del Programa nacional de sida del Ministerio de Salud (Minsa), la comarca Kuna Yala ocupa el tercer lugar en cuanto a incidencia de casos de esta enfermedad en el país. La provincia de Panamá ocupa el primer lugar y la de Colón, el segundo.De acuerdo con Néstor Pérez, coordinador regional de VIH-sida para Kuna Yala, la prevalencia en la comarca es de 12 casos por cada 10 mil habitantes, y la presencia de la enfermedad se explica, sobre todo, por el constante movimiento migratorio de los kunas entre la ciudad y la comarca.
“La población kuna es móvil... Vienen a la ciudad, regresan a la comarca e infectan a la pareja”, plantea Pérez.
Ahora mismo, 14 kunas reciben la triple terapia en la clínica de terapia retroviral que apenas se abrió en diciembre de 2007, en Ailigandí. Ocho más podrían incorporarse al tratamiento pronto, luego de que reciban los resultados de la carga viral.
La terapia, dice Pérez, se les brinda a aquellos que ya están siendo víctimas de enfermedades oportunistas –las que aparecen debido a la deficiencia inmunológica producida por el virus– o a los que tengan una carga viral que comprometa su salud. Pero hay 189 pruebas rápidas realizadas cuyos resultados están por confirmarse, por parte del Instituto Conmemorativo Gorgas.
“El problema en Kuna Yala es que las comunidades están dispersas”, explica Pérez, y por eso es complicado hacer llegar la información sobre salud sexual y reproductiva a todas las comunidades.
Elgar Casiano, director médico regional de Salud de Kuna Yala, agrega que al ser comunidades pequeñas y aisladas, la convivencia entre los individuos es frecuente, lo que tiende a dispersar más rápido la enfermedad.
Se calcula que la población kuna en Panamá es de 37 mil 31 personas.
Según el último estudio estadístico de la Caja de Seguro Social, al 30 de septiembre de este año había 9 mil 201 panameños enfermos de sida.
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