WILLIAM PESEK economia@prensa.com
Cuando Barack Obama suceda a George W. Bush, tal vez necesite tomar prestada una idea que presentó otro presidente de Estados Unidos (EU) y que se consideró un fracaso económico. A fines de los años de 1970, Jimmy Carter emitió 6 mil millones de dólares de deuda en divisas extranjeras, como el marco alemán y el franco suizo. La medida apuntaba a detener la vertiginosa caída del dólar estadounidense. Los títulos, apodados “bonos Carter”, no aportaron mucho al legado de Carter. Economistas de Tokio, entre ellos Kazuo Mizuno, de Mitsubishi UFJ Securities Co., dicen que, ante las crecientes obligaciones de una deuda que ya es enorme, el presidente electo Obama considerará la venta de deuda en yenes y otras divisas. ¿Los mercados tendrán que empezar a hacerles lugar a los “bonos Obama?”
El Departamento del Tesoro de Obama no tomaría semejante decisión a la ligera. Después de todo, los países solo recurren a tales títulos como producto de la debilidad, y los inversores lo saben. En términos políticos, sería devastador para Obama que se percibiera que emula alguna política financiera de Carter. La gestión de Carter es sinónimo de estanflación y problemas económicos.
Sin embargo, EU debe ser creativo a la hora de financiar los niveles de deuda que emitirán para estabilizar los bancos, alentar el crecimiento, pagar dos guerras muy caras y financiar programas sociales. ¿En verdad podemos desechar que EU pueda terminar vendiendo deuda en divisas extranjeras? Hace un año, pocos habrían creído que Lehman Brothers quebraría y que Citigroup necesitaría un rescate gubernamental. Pocos habrían esperado que el Gobierno estadounidense ingresara al sector de los seguros y tal vez al de la fabricación de automóviles. Pocos habrían pensado que la Reserva Federal adoptaría las políticas de “flexibilización cuantitativa” del Banco de Japón. Sin embargo, aquí estamos. Pronto las compañías de calificación de crédito pueden despertarse y empezar a bajar la calificación del Gobierno estadounidense.
El autor es analista de Bloomberg
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