La Alianza para la Convención de Diversidad Biológica (CBD Alliance) reclamó hoy en Bonn que la Conferencia de la ONU de Biodiversidad prohíba la producción de cultivos vegetales destinados a la fabricación de biocombustibles.
Ashishi Kothari, representante de la plataforma que engloba a más de un centenar de organizaciones ecologistas, sociales e indígenas, afirmó que la producción de esos carburantes, incluidos los llamados "de segunda generación", "exacerbarán la crisis alimentaria y la competencia por la tierra y el agua".
Aseguró que el cultivo de esas materias primas, como la soja, la palma y la caña de azúcar, provoca la tala indiscriminada de bosques y "tendrá devastadores efectos en los pueblos marginados y en importantes ecosistemas", explicó.
Esta demanda figura en el decálogo de "criterios de éxito" elaborada por la plataforma para la Novena Conferencia de las Partes (COP9) de la Convención sobre Biodiversidad de la ONU, que celebra en Bonn hasta el día 30.
El delegado de Greenpeace Alemania, Martin Kaiser, pidió que se "entierren" los programas que persiguen reducir las emisiones de dióxido de carbono a través de los biocombustibles.
"Se van a talar los bosques y plantar cultivos para producir biocombustibles sólo para que las limusinas de los ricos sean híbridas, en lugar de simplemente reducir el número de vehículos", apuntó.
Kaiser pidió también la prohibición de las especies vegetales "terminator" y "transgénicas" e instó a los miembros de la conferencia a sortear en esta cita el veto sistemático que algunos países industrializados han ejercido en las últimas reuniones de este organismo.
El documento consensuado por la CBD Alliance reclama a los miembros de la conferencia, que aglutina a 189 países y a la Unión Europea, que redoblen sus esfuerzos por proteger la producción alimentaria "a pequeña escala", pues consideran que es un modelo "esencial" para resolver la crisis alimentaria".
Kothari aludió al derecho de cada país de beneficiarse de la comercialización de sus recursos genéticos, el denominado "Acceso y Reparto de Beneficios" (ABS, por sus siglas en inglés), que reclaman principalmente países latinoamericanos y africanos.
Entre sus reclamaciones, que según Kothari determinarán el nivel de éxito de la conferencia, figura "acabar con los perversos incentivos económicos que conducen a la deforestación", "luchar contra la tala indiscriminada de bosques" y "adoptar criterios para la protección de áreas marinas en alta mar".
Según Kothari, las expectativas para esta conferencia son "muy altas" aunque expresó sus dudas de que, por muy ambiciosas que sean las resoluciones adoptadas en Bonn, se pueda frenar la pérdida de biodiversidad en 2010, como se fijó en la cumbre de Río de Janeiro de 1992.
"Pero puede que, después de Bonn, estemos más cerca de alcanzar ese objetivo en 2012 ó 2015. Y, si no, fijaremos objetivos que luego no somos capaces de cumplir", apuntó.
Jannie Lasimbang, miembro del Foro Indígena Internacional sobre Biodiversidad, exigió que toda decisión que adopte la conferencia tome en consideración la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, incluida la declaración de nuevas zonas protegidas.
La Conferencia de las Partes es el órgano máximo de la Convención sobre Diversidad Biológica (CDB), primer acuerdo mundial que aborda integralmente todos los aspectos de la diversidad biológica, desde recursos genéticos hasta especies y ecosistemas.
La CDB fue propuesta en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medioambiente y Desarrollo, bautizada como "Cumbre de la Tierra", que se celebró en junio de 1992 en Río de Janeiro.
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