Tagnia Shocrón
tshocron@estrelladepanama.com
El Siglo XXI comenzó con hechos trascendentales. Nuevos líderes económicos y mayor acceso al consumo masivo, por un lado, y por el otro, crisis energética y estragos climáticos de alto impacto.
Una nueva clase media con poder adquisitivo ha surgido en China, India y Rusia, y así mismo el consumismo en su gente.
De seguir con este ritmo, los recursos del planeta no se darán abasto a las necesidades modernas ni tampoco tendrá la capacidad de producir los alimentos para las naciones.
Los gobiernos están buscando alternativas para amortiguar la hambruna que los organismos internacionales vienen anunciando.
Dos años de escasez alimentaria podría provocar una crisis social de proporciones incalculables. Sin embargo, el Banco Mundial espera que la normalidad se alcance en el 2012.
El analista político, José Blandón, advirtió que "si vamos a esperar que lleguen los alimentos, vamos a tener una generación de niños perdidos".
En cuatro años de limitación alimentaria, retrocedería el equivalente a más de 20 años, los avances contra la desnutrición infantil.
"Todo este adelanto puede retroceder y la falta de alimentos en dos años es una eternidad para una sociedad, lo que obligará a los gobiernos a alimentar a las familias pobres y del campo", dijo Blandón.
Por otra parte, la explotación de los recursos y la demanda energética empuja al planeta a un caos climático.
Cada vez se necesita más tierras para producir los alimentos, y ahora, el biocombustible, pero los bosques y selvas van desapareciendo.
Este uso resquebraja el balance ecológico del planeta, y provoca que los cambios climáticos sean más severos y menos predecibles.
En el 2010 China superará a Estados Unidos como el principal emisor de gases de efecto invernadero, y en el 2030, será el responsable del más del 25% del incremento global de esa emisión.
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