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El arma más poderosa que Adolfo Hitler utilizó para escalar el poder y convencer a las masas germanas, fue la propaganda con su tremenda carga emotiva.
En Panamá, desde mucho antes que arrancara la campaña política –con miras a los comicios del 3 de mayo–, los candidatos presidenciales han apelado a técnicas inusuales, y a otras que si bien resultan costosas, han impresionado a la población. Los críticos de Ricardo Martinelli, opositor por Cambio Democrático, aseguran que este está en primer lugar en las encuestas gracias a la intensa propaganda.
Campaña agresiva
Fue Martinelli quien se atrevió, desde la campaña de 2004, a subirse en los camiones recolectores de desechos para cargar botes de basura, y a lanzar trasmallos como pescador artesanal, tácticas que ha vuelto a utilizar, pero más incisivas, cuando actúa de panadero, chapistero, ayudante de albañil y participa de una junta de embarra interiorana.
A diferencia de Juan Carlos Varela, Guillermo Endara y Balbina Herrera, Martinelli ha intentado identificarse con la gente pobre, y no solo contentarse con visitarlos, prometerles, abrazar a la gente y besar a los niños. En sus mensajes televisivos aparece metiendo el hombro, aunque sea, como dicen sus detractores, por solo 15 minutos para la televisión.
A escasos 100 días de terminar la campaña, la intensidad de sus mensajes –a simple vista– no tiene comparación con los de sus adversarios del PRD, del Partido Panameñista y, mucho menos, de Vanguardia Moral de la Patria.
Un pacto roto
Para Héctor Alemán, diputado y estratega del equipo de la candidata Balbina Herrera Araúz, Martinelli ha roto un pacto ético no escrito: no meterse con la familia del adversario. Pero aparte de ello, sostiene que en su propaganda no hay propuestas ni programas estructurados, “pero sí un propósito, que es manipular la conciencia del electorado a través de mensajes tergiversados y de encuestas amañadas, mientras rehúye el debate”.
Martinelli decidió montarse en una bicicleta y recorrer los barrios populares. Pero, a la vez, cuestiona a la candidata oficial por tener un hermano embajador que afectó las exportaciones a Europa, aunque no sea ella responsable de esa falla.
Pero tal vez lo que más les ha molestado sea los mensajes que aseguran que en 40 años los gobiernos perredistas y panameñistas no han hecho nada por el país. O las vallas subliminales que solo dicen: “Entran limpios y salen millonarios”. Todo esto, según la campaña de Martinelli, forma parte del debate político necesario en democracia.
Propaganda sucia
Frente a ello, Luis Eduardo Camacho, asesor del candidato panameñista Juan Carlos Varela, considera que Martinelli apela a una propaganda sucia al repetir insistentemente que el Partido Panameñista es un partido tradicional, igual que el PRD, de “huesos viejos”, de gente corrupta, lo que desmiente, ya que los dos partidos son diferentes en sus prácticas políticas.
Por otro lado, sostiene que no es cierto que el Partido Panameñista haya gobernado simultáneamente los últimos 40 años con el PRD.
Si Martinelli ha golpeado la sensibilidad de los perredistas, de los panameñistas y de los vanguardistas, los primeros no se quedan atrás. Hace poco, el contragolpe fue colocar vallas en sectores de clase alta y media que rezaban: “Martinelli: A los panameños decentes no nos podrás comprar con tus millones”, las cuales al principio fueron anónimas, aunque después fueron firmadas.
Luego, tanto Endara como Herrera han enfilado sus ataques en advertir al electorado que la intención de Martinelli es la de comprar el voto, a cualquier precio, la táctica de la chequera, y la finalidad de establecer una plutocracia a largo plazo.
Martinelli ha utilizado videos en los que aparece Balbina Herrera prometiéndole su apoyo a Juan Carlos Navarro, para luego disputarle la candidatura presidencial.
Alusiones personales
El mensaje es claro, ha faltado a su palabra y no es confiable. Igualmente, ha usado el video de Varela corriendo en una playa, para cambiarle el mensaje y proyectarlo como un hombre inmaduro, de decisiones variables.
El PRD no se quedó atrás. Herrera se exasperó y dijo que ella no era bipolar ni tomaba “tafil”. Luego, una cuña lo reflejó como una persona mentirosa que se esconde tras la máscara popular que oculta su opulencia. Ayer reiteró que se considera “víctima” de la propaganda.
Cuñas desacertadas: Márquez
Sin criticar una campaña en particular, Guillermo Márquez Amado, ex magistrado electoral, opina que las cuñas políticas que pasan por televisión son “desacertadas” y más bien generan la censura de los electores hacia los responsables de los anuncios. Recuerda que en las elecciones de 1994, la voluntad de la sociedad era mucho más comprometida, deseosa de superar todo el pasado electoral ominoso que teníamos. “Ahora, ya sentimos que ese pasado no es tan ominoso, sino que es sano y bueno”, y estamos incurriendo en actos que trastocan la publicidad y la propaganda electoral.
“Ahora no se hacen afirmaciones, pero sí insinuaciones, y estas son tan perversas o más, que las afirmaciones directas. Y eso no lleva a cosas positivas”. dijo.
El sociólogo y político Olmedo Beluche pidió al pueblo a que no se deje influir por la propaganda, sino que observe y razone sobre el candidato, incluyendo su trayectoria.
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