Las conversaciones para rescatar la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) estaban cerca de fracasar por las medidas destinadas a ayudar a que los países pobres protejan a sus agricultores, dijeron autoridades comerciales.
Los países en desarrollo como China e India están enfrentados con los exportadores de alimentos como Estados Unidos, por la cuestión de las salvaguardas contra los aumentos fuertes de las importaciones de alimentos. Además, siguen sin resolverse las diferencias sobre varias otras partes fundamentales de un acuerdo.
Los ministros estaban considerando una nueva propuesta de compromiso sobre las salvaguardas; mientras, las negociaciones entraban en su noveno día, el encuentro ministerial de la OMC más largo que se recuerde, según autoridades comerciales.
Los funcionarios advertían que el fracaso era una posibilidad real. “Si la gente no quiere este acuerdo, no habrá uno mejor y solo nos resta considerar: si esto fracasa, qué perderán”, dijo Peter Mandelson, comisario de la Unión Europea.
Doha haría perder competitividad a la UE
Las industrias metalúrgica y automovilística europeas han manifestado su preocupación por las negociaciones en Doha para la liberalización comercial, al considerar que las ventajas que se quiere ofrecer a los mercados emergentes minarán la competitividad de los propios.
En un comunicado, las industrias señalaron que el borrador del acuerdo sobre el mercado de productos industriales que se está negociando, podría abrir el mercado europeo a productores de fuera de las fronteras de la Unión, sin ofrecerles “ninguna mejora significativa” a cambio en su acceso a las principales economías emergentes.
En ese contexto, pidieron una “rigurosa revisión” del compromiso pendiente en Doha para alcanzar un “acceso recíproco” a los mercados de los países desarrollados, emergentes y en desarrollo y una solución a largo plazo para eliminar las llamadas “flexibilidades” y “barreras no arancelarias”.
El secretario general de la Federación Europea de Sindicatos del Metal, Peter Scherrer, afirmó en la nota que esta carencia va “en contra de las metas fijadas” por la propia Ronda y cree que puede “minar la competitividad” de la Unión Europea y presionar los costes de producción y el empleo.
A su juicio, esto podría dar lugar a la supresión de puestos de trabajo entre los manufactureros, pero también en la cadena de suministro.
Por su parte, la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) alertó de que los altos aranceles que se aplican a la industria automotora en algunos mercados emergentes pueden mantenerse a largo plazo, y que estos podrían permanecer “cerrados” por el uso de flexibilidades que permitirían a los países excluir a sectores enteros de rebajar las tasas.
El secretario de la ACEA, Ivan Hodac, apuntó que el acuerdo de comercio “desleal y desequilibrado” que se discute actualmente obligaría a la industria europea a deslocalizar sus futuras inversiones en nuevos modelos o investigación y desarrollo fuera de la Unión Europea (UE), donde los costes serían menores.
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