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En Panamá no hay estudios que determinen los efectos negativos que la contaminación ambiental por ruido provoca en la salud, pero las autoridades sanitarias y ambientales están conscientes de que es un problema al que se le debe prestar atención.
Y es que un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyos resultados preliminares publicó en 2007 la revista británica New Scientist, califica al ruido como el responsable de 200 mil de las 7 millones de muertes anuales que causan en el mundo las enfermedades isquémicas del corazón.
Hoy, que se celebra el Día internacional de concienciación sobre el ruido, Eduardo Flores, profesor del departamento de física de la Universidad de Panamá, habla de los resultados de un estudio que él dirigió y que trata de este tema.
Se midieron los niveles de decibeles de ruido en un área de 50 kilómetros de la ciudad de Panamá, que incluyó centros hospitalarios, educativos, residenciales y religiosos. El análisis concluyó que hay una alta contaminación ambiental por ruido.
Según el informe, en el área estudiada –donde se concentran, por ejemplo, el Complejo Hospitalario Arnulfo Arias Madrid, la Iglesia del Carmen, el Hospital Nacional y el Hospital del Niño– hay una exposición al ruido de 7:00 a.m. a 9:00 p.m. de 74 decibeles, que aumenta en horas del mediodía y disminuye hacia las horas nocturnas.
El Decreto Ejecutivo No. 15 de enero de 2004 fija en 60 decibeles el nivel sonoro máximo entre las 6:00 a.m. y las 9:59 p.m. y de 50 decibeles de 10:00 p.m. a 5:59 a.m.
El estudio también determinó que el tráfico vehicular provoca la mayor cantidad de ruido en la capital.
CONSIDERACIONES
Mariela Barrera, jefa de la unidad ambiental sectorial, del Ministerio de Salud (Minsa) considera que 74 decibeles es un nivel de ruido excesivo que puede llegar a afectar la salud.
Y es que aunque en Panamá el ruido no se asocia con alguna causa de muerte, tanto expertos del Minsa como de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) aseguran que, a corto plazo, causa fatiga, estrés, dolor de cabeza, mal humor, y hasta impotencia.
Mitzi González, jefa del departamento de adecuación y manejo ambiental de la Anam, sostuvo que "los panameños tendemos a ser bulleros y no estamos conscientes del daño que nos estamos haciendo".
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