Los ataques terroristas de ayer, en la India, dejaron al menos 80 muertos y, al cierre de esta edición el número de heridos había subido a 900.
Una organización desconocida hasta el presente, denominada Deccan Mujahideen, se adjudicó –a través de un correo electrónico enviado al Times of India– los ataques simultáneos cometidos en Mumbai, la llamada capital financiera.
Se informó que la cifra de muertos es provisoria, ya que persiste la confusión.
Los atacantes, luego de cometer los atentados en por lo menos nueve sitios diferentes de la ciudad, se refugiaron en los hoteles Taj Mahal, Oberoi y Trident, todos cinco estrellas, donde tomaron de rehenes a cientos de huéspedes. Sobrevivientes de los ataques aseguraron que los atacantes se dedicaron “a la caza” de ciudadanos británicos y estadounidenses que pudieron estar alojados en esos hoteles.
Entre las víctimas figura el jefe antiterrorista de la policía de Mumbai, asesinado a tiros por los terroristas, informaron fuentes policiales. Alrededor de 50 personas pudieron huir del Taj Mahal recurriendo a las salidas de emergencia; turistas británicos, a su vez, pudieron escapar del hotel Oberoi, pero calcularon que alrededor de 60 personas habían sido tomadas de rehenes.
Las autoridades aseguraron que cuatro atacantes fueron abatidos y nueve arrestados durante los combates en el interior del hotel Taj Mahal, recuperado por el ejército.
Los ataques que convirtieron Mumbai en escenario del terror se sucedieron en restaurantes, estaciones ferroviarias y también en un hospital. Durante la noche, en algunos lugares se escuchaban aún explosiones, como si estuviesen lanzando granadas.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, repudió los atentados y pidió que sus autores sean llevados ante la justicia.
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