Cindy Calderon
PA-DIGITAL
Aún es muy temprano para que los gobiernos de América Central puedan saber cuánto afectará a sus economías la inminente recesión de Estados Unidos, país al que se encuentra estrechamente relacionada la actividad económica de la región.Según el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), una recesión en Estados Unidos traería, inevitablemente para América Central, la caída de los ingresos tributarios debido a la disminución de las remesas familiares y de las exportaciones, entre otros factores.
La desaceleración económica de Estados Unidos ya ha comenzado a costarle el empleo a muchos centroamericanos, por lo que en 2008 habrían menos remesas familiares en los hogares y, por lo tanto, una disminución de la recaudación de impuestos relacionados con la compra de bienes y servicios.
Cabe destacar que en promedio, el 66% de los ingresos tributarios de Centroamérica proviene de impuestos vinculados al consumo. Los países que podrían verse más afectados por este fenómeno son Honduras y El Salvador, seguidos de Guatemala y Nicaragua.
Jonathan Menkos Zeissig, economista investigador del ICEFI, dijo a que asimismo, es probable que disminuyan las exportaciones de América Central a Estados Unidos como consecuencia de una menor capacidad de compra de los hogares estadounidenses debido a la potencial pérdida de empleos.
El efecto para los ingresos tributarios de la región será adverso pues se verán disminuidas tanto las ganancias de los exportadores como la capacidad de compra de los trabajadores.
En la actualidad, los países que destinan más del 35% del total de sus exportaciones a Estados Unidos son Honduras, Panamá y Costa Rica.
Por otro lado, en Guatemala, El Salvador y Nicaragua los presupuestos fueron elaborados suponiendo escenarios de crecimiento económico demasiado optimistas, lo que debilita la capacidad de cumplir las metas de recaudación y eleva la posibilidad de que sea necesario financiar estos presupuestos por medio de endeudamiento. En el peor de los casos, se podría enfrentar el problema reduciendo el gasto, a costas del bienestar social. En contraste, los presupuestos de Costa Rica y Panamá fueron elaborados bajo escenarios más prudentes de crecimiento económico, mientras el presupuesto de Honduras aún no ha sido aprobado y se sabe poco del mismo.
Más allá de lo anterior, el momento es oportuno para que la sociedad centroamericana y sus gobernantes entiendan la necesidad de contar con una política fiscal que permita mitigar los efectos adversos de los ciclos económicos.
Esto significa que en tiempos de bonanza, las finanzas públicas deberían generar ahorros sin sacrificar el cumplimiento de sus obligaciones,acotó Menkos Zeissig.
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