JOSÉ GONZÁLEZ PINILLA
jagonzalez@prensa.com
Las metas que Ricardo Martinelli trazó para el gobierno en su discurso de asunción son tan altas, como son las esperanzas de los 950 mil 367 panameños que votaron por él, el 3 de mayo pasado. Se comprometió, entre otras 14 cosas, a licitar y construir el metro, que a su vez dará inicio al programa más grande de generación de empleo tras la ampliación del Canal, a rebajar la canasta básica, y a construir viviendas populares.
“Este gobierno va a cumplir todas sus promesas. La única que probablemente no voy a cumplir es bajar de peso”, dijo.
En un discurso que evocó sus años de campaña, Martinelli delineó lo que será su estilo de gobierno y su compromiso con la libre empresa. Señaló que desafiará “el péndulo ideológico de Latinoamérica” y anunció una alianza con México y Colombia para combatir el narcotráfico. Definió su misión en 13 palabras: “Vamos a hacer de Panamá, el mejor lugar en Latinoamérica para realizar negocios”.
Para sus funcionarios hubo un claro mensaje: “En el mundo de los negocios, yo camino por los pasillos, hago preguntas, abro gavetas”. Y les aconsejó aprender el significado de la palabra desburocratización. Hoy, por ejemplo, su primer Consejo de Gabinete será en un escenario poco habitual: Las Garzas de Pacora.
También pronosticó nubarrones. Reconoció que el país tendrá que campear la crisis económica y que su gobierno no tendrá las arcas llenas. De hecho, el ministro de Economía y Finanzas, Alberto Vallarino, anunció que en los primeros 100 días enviará a la Asamblea un proyecto para modificar impuestos, y otro con un presupuesto ajustado para el resto de 2009. Además, recalcó que se revisarán todos los créditos extraordinarios que dio el pasado gobierno durante sus últimos días.
La tónica del nuevo gobierno también quedó clara, cuando el presidente de la Asamblea, José Luis Varela, prometió quitar sobresueldos, eliminar las dietas por las sesiones extraordinarias, y descontar el día a los diputados que con su ausencia impidan que la Asamblea sesione.
Un Presidente inédito
ARISTIDES CAJAR PÁEZHace cinco años, Ricardo Martinelli compitió por la Presidencia de la República. Era el candidato del partido fundado por él en 1998, Cambio Democrático. Con ese colectivo había integrado la alianza que llevó al poder a la líder panameñista Mireya Moscoso en 1999.
Hace cinco años Martinelli quiso conquistar por sí mismo el poder, pero no le alcanzó. Tan solo el 5.03% de los votos lo favoreció. Fue arrasado por el sufragio disciplinado del Partido Revolucionario Democrático (PRD), los aliados de este y su candidato Martín Torrijos. El mismo al que ayer relevó finalmente del mando.
Porque ahora sí, en mayo de 2009, contra todo pronóstico, Martinelli remontó la preferencia popular y, tras aglutinar a la oposición, consiguió una de las mayores votaciones que se recuerde para una elección presidencial en Panamá: 60.3%.
No solo eso, sin ser un político profesional ni tener militancia partidista tradicional, rompió la bipolaridad que habían tácitamente liderado el PRD y el Panameñismo en los últimos 20 años de democracia, posteriores al fin de la dictadura militar y la invasión estadounidense de 1989, con una alianza heterogénea y a la cabeza de un partido emergente.
Ayer inauguró su mandato, reiterando sus promesas de campaña.
PERFIL
Ricardo Alberto Martinelli Berrocal nació en la ciudad de Panamá el 11 de marzo de 1952.
Es hijo de Ricardo Martinelli Pardini (q.e.p.d.) y Gloria Berrocal Fábrega de Martinelli.
De niño vivió en Soná, provincia de Veraguas.
Según su sitio web (Martinelli2009.com) estudió en el colegio La Salle, donde obtuvo el título de perito mercantil. Sus estudios secundarios los realizó en Staunton Military Academy en, Staunton, Virginia, Estados Unidos.
Obtuvo su licenciatura en administración de empresas, con especialidad en mercadotecnia, en la Universidad de Arkansas, en Fayetteville, Arkansas, Estados Unidos.
Su maestría en administración de empresas con especialidad en finanzas la logró en el INCAE, de San José, Costa Rica.
Su familia está compuesta por su esposa, Marta Linares de Martinelli, y sus tres hijos, Ricardo Martinelli Linares, Luis Enrique Martinelli Linares y Carolina Martinelli Linares.
EXPERIENCIA
A Martinelli se le reconoce como un exitoso empresario, principalmente por su negocio insignia, la cadena de supermercados Súper 99, una de las más grandes del país. Pero los negocios en los que ha participado incluyen la agroindustria, la banca, y otras inversiones.
Martinelli también ha tenido experiencia gubernamental.
Fue director de la Caja de Seguro Social durante el gobierno del perredista Ernesto Pérez Balladares, y desde ese puesto impulsó planes para modernizar la institución. Durante la administración de Mireya Moscoso fue ministro del Canal de Panamá y presidente de la junta directiva de la Autoridad del Canal, donde impulsó la ampliación de la vía acuática, proyecto actualmente en marcha, y obtuvo un reconocimiento público por parte de la Organización Marítima Internacional.
Ayer se puso al frente de su empresa más importante, una cuyo patrimonio y destino comparte junto con otros 3 millones de socios.
¿MÁS ALLÁ DE LA IDEOLOGÍA?
A Ricardo Martinelli lo ubican, sobre todo en el extranjero, como un político “de derechas”. La percepción parece en parte basarse en el hecho de que es un próspero y acaudalado empresario favorable al libre mercado. Pero parte del éxito de su campaña e imagen se debe precisamente a su autonomía financiera.
La publicidad de su campaña electoral se calcula que superó los 10 millones de dólares, muy superior a los gastos del gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD), según un informe de la empresa Ibope Time publicado en la prensa local.
Martinelli también ha sido considerado un “populista”, “que no se define ni de izquierdas ni de derechas”, según agencias de prensa internacional, pese a sus lazos con el mundo empresarial. El nuevo presidente ha afirmado que gobernaría con “los mejores”, fuese cual fuese su ideología.
Martinelli dijo que dará la cara a los problemas y encabezará un cambio desde arriba.
El discurso se distinguió por la reiteración de sus promesas de campañas y por la advertencia de que los “cambios no pueden esperar más”.
Martinelli dejó claro que llevará su método de trabajo del sector privado adonde “nunca se ha visto”, en el Gobierno. “Vamos a desburocratizar el Estado”... y el que va a trabajar para mí, “más vale que aprenda esta palabra”, sentenció.
Prometió que su Gobierno será más ágil, transparente y eficiente, sin protocolo. “Ni Juan Carlos ni yo aceptamos este trabajo para quedarnos sentados detrás de un escritorio”, expresó.
También definió cuál será su postura en una región en donde la corriente izquierdista ha ganado terreno en los últimos años. “Haré todo lo que esté a mi alcance para avanzar los ideales de una economía libre, desafiando el péndulo ideológico de Latinoamérica”.
La instalación del Gobierno de Martinelli fue atípica con relación de las otras; no hubo consignas, banderas políticas ni pancartas. Se impuso la sobriedad.
Tanto en el Centro de Convenciones ATLAPA, que estuvo totalmente lleno, como en la Presidencia de la República, los procedimientos protocolares se cumplieron sin contratiempos, sólo bajo una pertinaz lluvia.
El Presidente utilizó por primera vez un “telepronter” para pronunciar su discurso y en ocasiones pareció perder el seguimiento de la lectura.
Calles seguras.La seguridad ocupó una parte importante de su discurso. “Todos los que viven en Panamá y los que nos visitan, merecen un país seguro”, reconoció.
Aseguró que protegerá el derecho de los ciudadanos a caminar por calles seguras y sostuvo que esa es una de las prioridades de cualquier gobierno. “Esta responsabilidad la vamos a cumplir”.
“A los menores los juzgaremos como adultos” y haremos de nuestras cárceles centros de rehabilitación y “no universidades del crimen”.
Aseguró a los que quieran invertir en Panamá que hará de este país, el mejor lugar de Latinoamérica para invertir.
Guerra al crimen.En el marco internacional, Martinelli planteó una sociedad “activa” con México y Colombia para combatir los “narcoterroristas que han traído crimen, luto y desesperación a nuestra población inocente”.
Abogó por completar los Tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos y otros países del mundo.
“Panamá tiene que mantenerse como líder de libertad y justicia, no sólo aquí en nuestra casa, sino en nuestra región y en nuestro continente”, apuntó el mandatario.
Sin partidismo.Martinelli señaló que junto a Varela incursionó en la política para cambiar la manera de hacer las cosas.
A diferencia de otros discursos, el también empresario no se dedicó a criticar las acciones del pasado gobierno; al contrario, agradeció a Martín Torrijos y a la ex primera dama, Vivian Fernández de Torrijos, por “su servicio al país”.
La única referencia que hizo Martinelli a la administración de Martín Torrijos, es que no “va a tener los recursos que tuvo éste”.
“El Gobierno no tiene que ser partidista. Vamos a gobernar con los mejores, no importa de dónde venga su afiliación política”, reiteró Martinelli como lo hizo durante la campaña electoral.
“Estamos unidos para algo más importante que un partido político. Estamos unidos por nuestro país. Y así, poniendo los intereses del pueblo primero, vamos a gobernar”, recalcó. Definió que su período culminará en cinco años, con lo cual descartó por anticipado una posible reelección.
“Lo que empezamos aquí hoy no cambiará, ni en cinco ni en cien años”, vaticinó, al referirse a los cambios que impulsará su administración.
Prometió que las dificultades no serán obstáculos para el Gobierno que se inicia. “No nos van a detener. Por el contrario, vamos a demostrar nuestra determinación”.
A la clase media tan golpeada por los impuestos también le llegaron promesas de “crecer y ganar más dinero”.
La recesión mundial no desmotivó a Martinelli. “Vamos a superar esta tormenta económica”, aseguró, al tiempo que dijo que las economías del mundo y de Panamá están a prueba. “Las dificultades no nos van a detener”.
La única promesa que Martinelli señaló que tal vez no cumplirá es la de bajar de peso, aunque reiteró en varias ocasiones que lo intentará.
En Palacio. El mandatario Martinelli señaló que trabajará estrechamente con su vicepresidente, Juan Carlos Varela.
Martinelli tomó juramento a su gabinete, que estará compuesto, en su mayoría por empresarios con bajo perfil político y poca experiencia en la gestión pública.
El nuevo equipo cuenta con dos primos de Martinelli, dos presentadores de televisión y un ministro del Canal socio de una firma de abogados que representa a una de las empresas aspirantes en la licitación para la construcción de las nuevas esclusas.
Al juramentar a los nuevos ministros de su gabinete, el gobernante enfatizó que "este gobierno debe ser diferente".
La toma de posesión de se realizó en el Salón Amarillo de la Presidencia de la República y los primeros en firmar su ratificación fueron el ministro de la Presidencia, Jimmy Papadimitriu, seguido del vicepresidente y ministro de Relaciones Exteriores, Juan Carlos Varela.
El resto del Gabinete lo conforman José Raúl Mulino, ministro de Gobierno y Justicia; Lucy Molinar, ministra de Educación; Franklin Vergara, ministro de Salud; Federico José Suárez, ministerio de Obras Públicas; Alma Cortés, ministra de Trabajo y Desarrollo Laboral; Víctor Manuel Pérez, ministro de Desarrollo Agropecuario; Carlos Alberto Duboy Sierra, ministro de Vivienda y Roberto Henríquez, ministro de Comercio e Industrias. También acompañan Guillermo Ferrufino, ministro de Desarrollo Social; Rómulo Roux, ministro para Asuntos del Canal y Alberto Vallarino, ministro de Economía y Finanzas.
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