Elisinio González G.
PA-DIGITAL
Rubén Rivera, Carlos Lee y Julio Zuleta; tercero, cuarto y quinto bate de la tropa panameña, respectivamente, batearon un imparable en 21 turnos entre los tres.
Hay llanto y lamento en la tierra del Canal... un dolor profundo porque se tenía la esperanza y la fe de que Panamá tuviera una honrosa participación en el segundo Clásico Mundial de Béisbol.
Esperanza que se desvaneció... que se esfumó... que se perdió en el infinito como aquellos tres batazos de cuatro esquinas de República Dominicana que al final sepultaron a una tropa panameña que regresa a su casa humillada en su segunda participación en la competencia que reúne a los mejores peloteros del planeta.
Panamá cayó ayer 9 carreras por 0 ante República Dominicana y quedó eliminado del torneo.
Fue el segundo blanqueó para Panamá, que en su debut fue derrotado 7 por 0 ante Puerto Rico.
Una eliminación que muchos expertos pronosticaron, pero que jamás pensaron que hubiera sido de esta manera... una despedida con sabor a humillación... a fracaso.
Definitivamente, no somos nada a nivel mundial.
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