Barack Obama pasará a la historia como el político de la revolución digital. Como el candidato que valiéndose de la internet, volteó de cabeza la forma de encarar una campaña política y sacudió los cimientos de la cobertura periodística tradicional.
Y si bien es cierto que fue Howard Dean (con su magnífica introducción de la red para movilizar a sus partidarios durante las primarias de 2004) quien insertó al Partido Demócrata en el siglo 21, Obama y su jefe de campaña David Plouffe han mostrado su profundo dominio de las nuevas tecnologías y cómo aplicarlas en campaña de manera impecable y con resultados espectaculares.
Valiéndose de sitios como You Tube, Facebook, My.Barackobama.com; y de compañías como la VAN o Voter Activation Network, Catalist y Strategic Telemetry, los operadores de Obama construyeron una red social de participación, persuasión, compromiso, militancia, recaudación de fondos y comunicación sin precedente en la historia política del país.
Nunca antes, por ejemplo, se había dado el caso de que el anuncio del nombre del candidato a la vicepresidencia se hiciera utilizando mensajes de texto a quienes se suscribieran para recibirlo en su teléfono. Se calcula que tan solo con esta decisión magistral lograron aumentar millones de personas a su base de datos.
Y eso no es todo, más de tres millones de personas hicieron sus contribuciones a la campaña a través de la internet y así mismo se crearon más de 35 mil grupos de simpatizantes que organizaron más de 200 mil eventos y movilizaron a millones de personas. Hoy, la red de internautas simpatizantes de Obama ha rebasado las fronteras nacionales y cuenta con miembros activos por todo el mundo.
En esta elección, la televisión continuó siendo el medio que más utilizaron los votantes para obtener información electoral, aunque su participación cayó un poco con respecto a la elección de 2004. Otra, sin embargo, fue la historia en la internet que triplicó su audiencia también en relación a la campaña de 2004, mientras que los periódicos se mantuvieron sin baja, pero sin ganancia y a un nivel inferior que el de la red. Peor aún, las encuestas muestran que mientras que el grueso de la audiencia de los medios tradicionales se concentra en las personas mayores de 50 años, el grueso del público que se nutre en la internet son mayoritariamente jóvenes de entre los 18 y los 29 años de edad y sigue con los menores de 49.
Viendo hacia el futuro es evidente que la utilización de la red como instrumento eficaz de campaña e incluso de gobierno (ya Obama ha anunciado su intención de ampliar su uso una vez que acceda al poder) seguirá un desarrollo muy fructífero. La gran preocupación, por el momento, sigue siendo su gestación como medio noticioso.
Sin menospreciar la importante labor que cumplen los blogs y otras variantes de la comunicación por internet, es importante recalcar las diferencias entre un sitio que produce información y otro que produce noticias. Sobre todo porque los modelos económicos de los medios tradicionales en Estados Unidos están pasando por una crisis profunda que amenaza su viabilidad, al tiempo que los nuevos medios que se nutren de los tradicionales para ofrecer contenido noticioso todavía no generan los recursos económicos necesarios para sobrevivir. Y si no se encuentra la manera de combinarlos ninguno de los dos sobrevivirá como los conocemos.
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