Por: Erick Simpson Aguilera
A manera de balance preliminar, me dispongo a compartir con ustedes estimados lectores, las siguientes apreciaciones respecto al comportamiento de la economía panameña y su impacto en nuestra sociedad.
En primera instancia, quiero darles un ferviente enhorabuena a todos los panameños y panameñas, de los sectores públicos y privados que, contribuyen con su esfuerzo, tesón, y gran cuota de sacrificio, para que nuestro país vuelva a liderar el crecimiento económico a nivel regional, una vez más.
Sobre dicho particular, es menester destacar que, según la CEPAL, Panamá encabeza la variación anual del PIB en positivo, a nivel de LATAM, con un crecimiento de 10.5%.
Es oportuno mencionar que, la economía panameña presenta una dinámica de crecimiento estable desde el año 2004, hasta la fecha actual (a excepción del año 2009 en el cual nos afectó la crisis financiera mundial; no obstante, aun en dicho año, lideramos el crecimiento económico regional). Según la CEPAL, Panamá ha liderado el crecimiento económico regional,los años 2007, 2008, 2009, 2011, y 2012. En el año 2010, ocupamos el sexto lugar.
Reconozco que, me siento orgulloso del comportamiento exitoso de la economía panameña. Que cuando escucho buenas noticias respecto a nuestro liderazgo a nivel de LATAM en movimiento portuario, crecimiento económico, zona franca, servicios financieros, canal de Panamá, abanderamientos de naves, centro bancario, etcétera, le doy gracias a Dios por el buen andar de nuestro país.
Además de todos los activos estratégicos con que contamos en virtud de nuestra privilegiada posición geográfica, también hemos sido bendecidos con un ecosistema rico en biodiversidad. Es importante indicar que, Panamá no aparece en el ranking de países mega diversos por nuestra pequeña extensión geográfica; sin embargo, si evaluáramos la biodiversidad en proporción a la extensión geográfica, ocuparíamos el décimo lugar en el mundo entre los países con mayor biodiversidad.
Sobre dicho particular, la Revista Martes Financiero, señala lo siguiente:
“Panamá, según el último Informe Nacional de Biodiversidad (2010) elaborado por la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam), es el vigésimo octavo país del mundo con mayor diversidad biológica. En relación a su tamaño, ocuparía el décimo lugar. Posee más tipos de animales vertebrados que cualquier otro país de Centroamérica o del Caribe; y mayor número de especies de aves que Estados Unidos y Canadá juntos. Pero, sobre todo, Panamá tiene 21 veces más especies de plantas por kilómetro cuadrado que Brasil”.
De manera que, vivimos en una suerte de paraíso pletórico de riquezas -y como su nombre lo dice (Panamá)- de abundancias. Sin embargo, como en todos los paraísos existen serpientes, no debemos dormirnos en los laureles creyendo que estamos hechos, ni conformarnos con lo hasta ahora alcanzado, como quiera que, todavía nos queda mucho por hacer para alcanzar todo nuestro potencial como nación.
En ese sentido quisiera señalar que, comenzaré a sentirme satisfecho como panameño cuando, además de liderar los rankings de crecimiento económico, movimiento de TEUs, zona franca, rutas de tránsito marítimo, hub aeroportuario, abanderamientos de naves, centros bancarios, etcétera, también lideremos, los rankings de educación, salud, seguridad y soberanía alimentaria, IDH (índice de desarrollo humano), GINI (coeficiente de equidad), independencia judicial, combate a la corrupción, transparencia, respeto a los derechos humanos, institucionalidad democrática, etcétera. Cuando seamos lideres en estos indicadores que miden el verdadero desarrollo, y nivel de vida de un país, y en los cuales salimos muy mal parados como nación actualmente, entonces cambiaremos de discurso y estaremos satisfechos.
Es inadmisible que, en un país tan rico y bendecido como el nuestro, 888,041 panameños (25.3% del total de la población) sean pobres, y 435,246 panameños (12.4% del total de la población) sean pobres extremos, léase, indigentes que no tienen que comer. Según un artículo de Martes Financiero del Diario La Prensa (Edicion N° 684 del 21 de junio de 2011), cifras de la Contraloria indican que, el 85% de los panameños gana menos de $600 al mes;de modo que, aun los panameños que no caen en la categoría de pobres, sobreviven a duras penas con salarios que no permiten una calidad de vida digna y decente, en un país donde la canasta básica familiar, y el alto costo de la vida per se, continúan in crescendo.
Para lograr el cometido de erradicar la pobreza general y extrema que nos agobia, cerrando definitivamente la brecha entre ricos pobres (Panamá es el 17 país más desigual del mundo según el coeficiente de GINI), es menester fortalecer nuestras instituciones (combatir la corrupción, extinguir el clientelismo político, y separar verdaderamente los poderes del Estado), modernizar el sistema educativo, y cuidar nuestras finanzas públicas en estos años de bonanza económica, para que al igual que José en Egipto, conservemos los excedentes de los años de vacas gordas, para hacerle frente a los años duros que pudieran venir. Con subsidios y asistencialismo que alivian pero no erradican las causas del flagelo de la pobreza, pero si estimulan el populismo, clientelismo político, y la ignorancia ciudadana de la cual se nutren los mismos en una suerte de circulo vicioso y codependencia que precisa de pobres e indigentes perpetuamente necesitados de las migajas del corrupto y cavernícola sistema que transa dichas migajas a cambio de votos, no lograremos erradicar nunca la desigualdad; no obstante, la limitada capacidad mental y moral de la desprestigiada clase política criolla, no les permitan asimilar esta realidad, y se engañen ellos mismos creyendo que basta con crecer económicamente para ser un país desarrollado.
Temas como la deuda pública que asciende a 14.449 millones de dólares a octubre de 2012 (sin incluir los miles de millones de dólares de deuda escondidos en proyectos llave en mano, y en las empresas excluidas del SPNF), lo que significa que mientras el PIB creció 10.5%, en el mismo periodo la deuda pública creció 11.4%; la inflación del 5.3% que golpea mayormente a los rubros más sensibles para los ciudadanos los cuales sufrieron un incremento de precios (alimentos y bebidas 7.2%; transporte 6.3%; equipo para el hogar 4.7%; enseñanza y salud 4.3%; vivienda electricidad y agua 3.3%); los escándalos de corrupción (denuncias de sobreprecios en las obras); la falta de transparencia (contrataciones directas); y las explosiones sociales surgidas a raíz de la imposición de leyes inconsultas y cuyos desenlaces se han saldado con la pérdida de vidas humanas, deterioro de la imagen del país, y millones de dólares en pérdidas al sector privado; constituyen luces de alerta que debemos atender con sumo cuidado.
Finalizo señalando que, Panamá es un país sorprendente, lleno de ventajas y bendiciones; que nuestro presente y futuro con el canal ampliado, son prometedores; y que solo se requiere distribuir equitativamente la gran riqueza nacional, para cohesionar socioeconómicamente a todo el país, dando el salto definitivo al denominado primer mundo. Si con la pobre calidad de los politiqueros que dirigen y han dirigido los rumbos del país, basados en las malas artes, el enanismo mental, y siguiendo a pie juntillas el manual de la mediocridad y el clientelismo político, nuestro país es hasta cierto punto, una historia de éxito, imagínense, si fuéramos gobernados por gente proba y patriota, por verdaderos estadistas con visión estratégica y conciencia social; seríamos uno de los mejores países del mundo. Hoy más que nunca, necesitamos una constituyente originaria; ergo, apreciado panameño y panameña, vota por aquel candidato que incluya en su agenda de manera creíble, programada y factible, la refundación de la nación vía una constituyente originaria.
Saludos cordiales y que viva mi amado país, Panamá.
Erick Simpson Aguilera.
Por: Erick Simpson Aguilera
A manera de balance preliminar, me dispongo a compartir con ustedes estimados lectores, las siguientes apreciaciones respecto al comportamiento de la economía panameña y su impacto en nuestra sociedad.
En primera instancia, quiero darles un ferviente enhorabuena a todos los panameños y panameñas, de los sectores públicos y privados que, contribuyen con su esfuerzo, tesón, y gran cuota de sacrificio, para que nuestro país vuelva a liderar el crecimiento económico a nivel regional, una vez más.
Sobre dicho particular, es menester destacar que, según la CEPAL, Panamá encabeza la variación anual del PIB en positivo, a nivel de LATAM, con un crecimiento de 10.5%.
Es oportuno mencionar que, la economía panameña presenta una dinámica de crecimiento estable desde el año 2004, hasta la fecha actual (a excepción del año 2009 en el cual nos afectó la crisis financiera mundial; no obstante, aun en dicho año, lideramos el crecimiento económico regional). Según la CEPAL, Panamá ha liderado el crecimiento económico regional,los años 2007, 2008, 2009, 2011, y 2012. En el año 2010, ocupamos el sexto lugar.
Reconozco que, me siento orgulloso del comportamiento exitoso de la economía panameña. Que cuando escucho buenas noticias respecto a nuestro liderazgo a nivel de LATAM en movimiento portuario, crecimiento económico, zona franca, servicios financieros, canal de Panamá, abanderamientos de naves, centro bancario, etcétera, le doy gracias a Dios por el buen andar de nuestro país.
Además de todos los activos estratégicos con que contamos en virtud de nuestra privilegiada posición geográfica, también hemos sido bendecidos con un ecosistema rico en biodiversidad. Es importante indicar que, Panamá no aparece en el ranking de países mega diversos por nuestra pequeña extensión geográfica; sin embargo, si evaluáramos la biodiversidad en proporción a la extensión geográfica, ocuparíamos el décimo lugar en el mundo entre los países con mayor biodiversidad.
Sobre dicho particular, la Revista Martes Financiero, señala lo siguiente:
“Panamá, según el último Informe Nacional de Biodiversidad (2010) elaborado por la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam), es el vigésimo octavo país del mundo con mayor diversidad biológica. En relación a su tamaño, ocuparía el décimo lugar. Posee más tipos de animales vertebrados que cualquier otro país de Centroamérica o del Caribe; y mayor número de especies de aves que Estados Unidos y Canadá juntos. Pero, sobre todo, Panamá tiene 21 veces más especies de plantas por kilómetro cuadrado que Brasil”.
De manera que, vivimos en una suerte de paraíso pletórico de riquezas -y como su nombre lo dice (Panamá)- de abundancias. Sin embargo, como en todos los paraísos existen serpientes, no debemos dormirnos en los laureles creyendo que estamos hechos, ni conformarnos con lo hasta ahora alcanzado, como quiera que, todavía nos queda mucho por hacer para alcanzar todo nuestro potencial como nación.
En ese sentido quisiera señalar que, comenzaré a sentirme satisfecho como panameño cuando, además de liderar los rankings de crecimiento económico, movimiento de TEUs, zona franca, rutas de tránsito marítimo, hub aeroportuario, abanderamientos de naves, centros bancarios, etcétera, también lideremos, los rankings de educación, salud, seguridad y soberanía alimentaria, IDH (índice de desarrollo humano), GINI (coeficiente de equidad), independencia judicial, combate a la corrupción, transparencia, respeto a los derechos humanos, institucionalidad democrática, etcétera. Cuando seamos lideres en estos indicadores que miden el verdadero desarrollo, y nivel de vida de un país, y en los cuales salimos muy mal parados como nación actualmente, entonces cambiaremos de discurso y estaremos satisfechos.
Es inadmisible que, en un país tan rico y bendecido como el nuestro, 888,041 panameños (25.3% del total de la población) sean pobres, y 435,246 panameños (12.4% del total de la población) sean pobres extremos, léase, indigentes que no tienen que comer. Según un artículo de Martes Financiero del Diario La Prensa (Edicion N° 684 del 21 de junio de 2011), cifras de la Contraloria indican que, el 85% de los panameños gana menos de $600 al mes;de modo que, aun los panameños que no caen en la categoría de pobres, sobreviven a duras penas con salarios que no permiten una calidad de vida digna y decente, en un país donde la canasta básica familiar, y el alto costo de la vida per se, continúan in crescendo.
Para lograr el cometido de erradicar la pobreza general y extrema que nos agobia, cerrando definitivamente la brecha entre ricos pobres (Panamá es el 17 país más desigual del mundo según el coeficiente de GINI), es menester fortalecer nuestras instituciones (combatir la corrupción, extinguir el clientelismo político, y separar verdaderamente los poderes del Estado), modernizar el sistema educativo, y cuidar nuestras finanzas públicas en estos años de bonanza económica, para que al igual que José en Egipto, conservemos los excedentes de los años de vacas gordas, para hacerle frente a los años duros que pudieran venir. Con subsidios y asistencialismo que alivian pero no erradican las causas del flagelo de la pobreza, pero si estimulan el populismo, clientelismo político, y la ignorancia ciudadana de la cual se nutren los mismos en una suerte de circulo vicioso y codependencia que precisa de pobres e indigentes perpetuamente necesitados de las migajas del corrupto y cavernícola sistema que transa dichas migajas a cambio de votos, no lograremos erradicar nunca la desigualdad; no obstante, la limitada capacidad mental y moral de la desprestigiada clase política criolla, no les permitan asimilar esta realidad, y se engañen ellos mismos creyendo que basta con crecer económicamente para ser un país desarrollado.
Temas como la deuda pública que asciende a 14.449 millones de dólares a octubre de 2012 (sin incluir los miles de millones de dólares de deuda escondidos en proyectos llave en mano, y en las empresas excluidas del SPNF), lo que significa que mientras el PIB creció 10.5%, en el mismo periodo la deuda pública creció 11.4%; la inflación del 5.3% que golpea mayormente a los rubros más sensibles para los ciudadanos los cuales sufrieron un incremento de precios (alimentos y bebidas 7.2%; transporte 6.3%; equipo para el hogar 4.7%; enseñanza y salud 4.3%; vivienda electricidad y agua 3.3%); los escándalos de corrupción (denuncias de sobreprecios en las obras); la falta de transparencia (contrataciones directas); y las explosiones sociales surgidas a raíz de la imposición de leyes inconsultas y cuyos desenlaces se han saldado con la pérdida de vidas humanas, deterioro de la imagen del país, y millones de dólares en pérdidas al sector privado; constituyen luces de alerta que debemos atender con sumo cuidado.
Finalizo señalando que, Panamá es un país sorprendente, lleno de ventajas y bendiciones; que nuestro presente y futuro con el canal ampliado, son prometedores; y que solo se requiere distribuir equitativamente la gran riqueza nacional, para cohesionar socioeconómicamente a todo el país, dando el salto definitivo al denominado primer mundo. Si con la pobre calidad de los politiqueros que dirigen y han dirigido los rumbos del país, basados en las malas artes, el enanismo mental, y siguiendo a pie juntillas el manual de la mediocridad y el clientelismo político, nuestro país es hasta cierto punto, una historia de éxito, imagínense, si fuéramos gobernados por gente proba y patriota, por verdaderos estadistas con visión estratégica y conciencia social; seríamos uno de los mejores países del mundo. Hoy más que nunca, necesitamos una constituyente originaria; ergo, apreciado panameño y panameña, vota por aquel candidato que incluya en su agenda de manera creíble, programada y factible, la refundación de la nación vía una constituyente originaria.
Saludos cordiales y que viva mi amado país, Panamá.
Erick Simpson Aguilera.