Ovidio Díaz Espino
opinion@prensa.com
La mayoría de los panameños están convencidos de que la crisis financiera y la recesión económica que atraviesan los países desarrollados no va a impactar sustancialmente a Panamá. Sin embargo, a mi parecer, Panamá será muy afectado porque la economía panameña está expuesta a la globalización, al crédito, al comercio exterior y a la inversión extranjera.
Hay siete sectores que pueden ser afectados adversamente. Primero, la industria de la construcción. Actualmente, hay 18 mil apartamentos de lujo y 25 mil casas por ser entregadas entre 2009 y 2010. Muchas de estas unidades fueron diseñadas y construidas para extranjeros, sin embargo, la demanda ha disminuido sustancialmente. Por tanto, el inventario a fines de 2009 será mucho mayor de lo que la demanda exige y, por ende, los constructores dejarán de construir hasta tanto se absorba ese inventario. En consecuencia, un gran por ciento de las 250 mil personas que trabajan en la industria de la construcción van a quedarse sin trabajo.
Segundo, las exportaciones de la Zona Libre de Colón deben también disminuir, ya que los países vecinos que son sus principales compradores han sido afectados adversamente por la crisis. Colombia ha visto su moneda devaluarse, lo que hace más costosas las importaciones, y sus empresas tienen problemas procurando el crédito. Venezuela, el segundo comprador más grande, está empezando una crisis económica, porque el precio del petróleo se ha desplomado.
Tercero, el Canal de Panamá, los muelles, el ferrocarril, y todas las empresas involucradas en la industria del transporte marítimo, serán afectadas dada la contracción severa del comercio internacional. Ya vimos indicio de esta contracción al desplomarse en 90% los precios futuros de fletes de contenedores, lo que refleja el pesimismo de los usuarios de esta industria. Esto es muy preocupante, dado que el Canal está en ampliación.
Cuarto, el turismo también debería disminuir. Cuando hay recesión, las personas dejan de gastar en cosas discrecionales, tales como las vacaciones, y el turismo, por ende, disminuye aquí y en el resto del mundo.
Quinto, el sistema bancario también podría tener problemas. A pesar de que los bancos tienen mucha liquidez, su cartera está expuesta a cuatro posibles problemas. Primero, la cartera de préstamos para proyectos inmobiliarios puede sufrir pérdidas, dado que muchos promotores están teniendo problemas terminando sus proyectos por falta de crédito o vendiendo sus activos. Segundo, la cartera corporativa puede sufrir pérdidas al subir las tasas.
Tercero, la cartera de préstamos al consumidor puede verse afectada, ya que el nivel de endeudamiento de la sociedad panameña es muy alto y su nivel de ahorro muy bajo, por tanto no tiene una almohada que permita resistir un bajón en la economía. Y por último, la cartera hipotecaria también puede sufrir pérdidas, ya que en Panamá los gobiernos han promovido la construcción de viviendas de interés social con hipotecas que han sido adquiridas por personas de escasos recursos. Si hay una desaceleración económica que causa desempleo, como, por ejemplo, en la industria de la construcción, muchos panameños no tendrán la capacidad económica para pagar sus hipotecas, préstamos de automóviles y tarjetas de crédito.
Sexto, con la excepción del Canal, el Gobierno central tendrá muchas dificultades financiando su inversión en obras de infraestructuras o aumentando su empleomanía, ya que los costos del financiamiento del Gobierno han subido radicalmente en los mercados internacionales. Para compensar por la falta de crédito, el Gobierno puede endeudarse localmente o aumentar los impuestos, pero ambas políticas son recesionarias.
Por último, la inversión extranjera probablemente disminuirá. La inversión directa extranjera en Panamá ha sido responsable por aproximadamente 10% del PIB de Panamá en los últimos años. Dado la recesión mundial y la dificultad de acceder al crédito, empresas multinacionales están disminuyendo o posponiendo sus inversiones, y enfocándose en sus mercados principales.
En conclusión, la crisis financiera mundial probablemente afectará adversamente a las industrias más importantes de la economía nacional, que son la industria de la construcción, transporte marítimo, comercio, turismo, y banca, así como el crecimiento del Gobierno y la inversión extranjera directa. A pesar de lo anterior, es muy probable que Panamá no caiga en una recesión económica, o sea, contracción del PIB, pero el ritmo del crecimiento caerá tanto que se sentirá como si estuviéramos en una recesión. Ante esa situación, el país y, especialmente, el Gobierno, necesita tomar las medidas necesarias para poder resistir lo que promete ser un periodo recesionario largo y doloroso.
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